«Las cifras oficiales son más bajas de lo que realmente hay», e incluso, los epidemiólogos consideran que hay un subregistro de 40%», subraya Huniades Urbina, secretario de la Academia
La ciencia, afortunadamente, cambia. Lo que en 2020 era norma, dos años después es chiste. La Academia Nacional de Medicina ha cambiado algunas pautas para sobrellevar esta ola de COVID-19, consecuencia de la variante ómicron. El secretario de la Academia, el doctor Huniades Urbina, afirma que una de las cosas que se ha hecho mal es «la poca información institucional hacia la población», lo que significa que no se sabe el número real de casos ni «qué es lo que está pasando en la pandemia». Eso genera «la sensación de que todo está bien, de que la pandemia está controlada, y hace que las personas disminuyan las normas de bioseguridad».
Cuando hay restricciones por mucho tiempo llega un punto en que la gente igual «empieza a reunirse, asistir a lugares con altas concentraciones, no cuidar la ventilación», por lo que se necesita refrescar las medidas, subraya.
1)El Estado de hacer más pruebas PCR (reacción en cadena de la polimerasa). «Venezuela sigue siendo, en el sector público, uno de los países que menos pruebas hace de PCR», señala. Por eso «las cifras oficiales son más bajas de lo que realmente hay», e incluso, los epidemiólogos consideran que hay un subregistro de 40%. Las pruebas hechas en el sector privado no son incluidas en los reportes oficiales, acota.
Como no hay pruebas en el sector público, y en el privado cuestan -el PCR- entre 70 y 80 dólares, «la gente dice ‘si no es tan grave la enfermedad dejo eso así y con eso como’, porque un mercado de 80 dólares te soluciona entre 15 o 20 días». El Estado venezolano «debe ampliar las pruebas que se hagan en el sector público» para que «manejen las cifras lo más cercano posible a la realidad epidemiológica venezolana».
2)Los empleadores deben invertir en pruebas de diagnóstico. Las empresas privadas «deberían hacer una inversión en protección de sus empleados, y contratar un servicio para hacer los exámenes a sus empleados», propone. Eso «mantiene a las personas informadas y evita que una persona que cree que es una gripe o alergia al capín melao contamine a otras personas». Ese es «un ahorro para la empresa, porque al detectar a la persona y hacer el aislamiento y la cuarentena se evita que caigan ootros». Urbina recuerda que, por cada persona enferma con ómicron, pueden contaminarse entre 9 y 11. «Es mejor hacer la inversión desde el punto de vista privado y mantener a tus empleados con un diagnóstico adecuado, a que caiga en bloque toda una empresa, como está sucediendo en algunos lugares».
3)No volver al 7×7 ni suspender las clases presenciales. La Academia nunca estuvo de acuerdo con el 7X7, rememora Urbina. «No fue el esquema ideal, pero la restricciones -siempre y cuando se cumplan en más de 70% de la población- tienen un impacto».
4)Cierres parciales. Es necesario tener un mapa de la realidad epidemiológica del país, insiste. «No es lo mismo la incidencia en Delta Amacuro, que puede estar de 3 a 5 por 10 mil; que Caracas, que está entre 332 y 400 por 100 mil». Con un mapa epidemiológico el gobierno puede abrir lugares «dependiendo de la incidencia y de las personas contagiadas».
El gobierno, razona el secretario de la Academia, «no puede tener 100% del país cerrado ni 100% abierto, porque el país no es homogéneo». Es muy importante tener comercios abiertos y escuelas activas, «pero no es lo mismo abrir una escuela en Caracas, que en el llano o en el Capanaparo, porque la incidencia es mejor. Para el médico el consejo es evidente: «No se puede cortar con la misma tijera a todo el país».
5)Carnavales: espacios abiertos y distanciamiento. Para Carnaval lo mejor es mantener el distanciamiento físico y evitar las aglomeraciones. «La gente llega seriecita, con sus máscaras, pero termina sin mascara y dándose besitos».
Urbina expone que se debe aumentar la frecuencia del transporte a las playas y aportar más unidades. En las playas se debe saber cuántos metros cuadrados por familia, así como la distancia entre familia y familia. «Que la gente disfrute, pero con responsabilidad».