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sábado, 06 diciembre, 2025
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Psiquiatra David Figueroa: Adaptarse no es conformarse ni resignarse

"Es tu libertad: decide ser bueno o ser malo. En la crisis los malos aparecen más. ¿Por qué? Porque es la manera fácil de resolver. Pero hay gente altruista, ¿no? Personas que se sacrifican, que son capaces de dar su vida por otro. Ahí está el asunto", reflexiona el experto a propósito de la situación de Venezuela/ Texto, fotos y videos: Vanessa Davies

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Un psiquiatra que puede pararse frente a un auditorio, proponer un ejercicio de respiración para soltar la angustia y hasta emitir un grito es, quien lo duda, una persona diferente del común. Este es David Figueroa, exalcalde de El Tigre (Anzoátegui) y un profesional de la salud mental que podría estar lo suficientemente «loco» como para sentirse uno más del mundo que sufre y no un «experto» que observa a la distancia cómo los demás se sumergen o se empinan.

«El estrés es parte de la vida, pero hay circunstancias en las que esto se agrava, ¿no? Las circunstancias conflictivas, problemas de catástrofes naturales, un terremoto, situaciones sociales, políticas, todas esas cosas contribuyen, y todos sabemos que en nuestro país hay una situación difícil, económica, política», explica Figueroa en conversación con contrapunto.com en el contexto del operativo de atención médica y social organizado por el Instituto de Previsión Social del Periodista (IPSP).

Aunque no haya números oficiales, refiere, «han aumentado mucho los problemas de depresión, de ansiedad, de suicidio, el suicidio ha aumentado; lo que pasa que son temas muy delicados que hay que manejarlos con mucho respeto. Pero existen». Es decir, «estamos en una situación de vulnerabilidad».

¿Más las mujeres? ¿Más los hombres? «Hay mujeres muy sensibles, hay mujeres que son unas guerreras», comenta, pero ciertamente se observa más depresión en ellas que en ellos. «La mujer tiene que resolver los problemas de su familia, los problemas de la pareja, los problemas de aquí y por allá. Las mujeres han tenido que hacer un gran esfuerzo para abrirse camino. Y eso es fuente de estrés».

Propone una situación extrema: «Imagínate, por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial. Si tú analizas después todas las consecuencias psicológicas que dejó, son graves, ¿no?». Tras la experiencia venezolana «no sabemos qué va a pasar en el futuro con nosotros. Porque estamos ahorita en la crisis, pero esto habrá que evaluarlo con el tiempo, cuando las cosas se normalicen, se tranquilicen. Pero las consecuencias psicológicas, ¿hasta dónde llegan las consecuencias?».

Sin embargo, insiste en ver la crisis como una oportunidad: «Esto nos ha enseñado también muchas cosas. Hemos aprendido. Del dolor se aprende. Pero hay personas que no han podido hacer ese proceso. Hay gente a la que el sufrimiento le complica la vida. Claro. Pero hay gente que sale fortalecida».

-¿De qué depende eso?

-Depende de una serie de elementos que tienen que ver con recursos, que yo llamo recursos humanos. La palabra resiliencia, que está muy de moda, implica que la persona no solamente aguanta el chaparrón, sino que sale fortalecida. El 20 % de la gente es resiliente, lo que implica un nivel de comprensión psicológica.

-¿Cuáles son esos recursos? ¿Qué recursos tenemos para afrontarlo de otra manera?

-Es primero entender que existen cosas que yo no puedo modificar, que yo tengo que aprender a adaptarme a ellas. Adaptarme no es conformarme ni es resignarme, sino adaptarme. Si hay guerra, si la gente está en Irán ahorita y hay bombas bueno usted adáptese a eso, ¿verdad? Y tú ves que que de esa gente muchos se mueren de un infarto, otros andan y superan las cosas, ¿no? Es lo rico del ser humano, ¿no? El sufrimiento también fortalece. Claro, uno tiene una vida también que debe desarrollarse sin tener que sufrir, pero hay cosas que no dependen de nosotros, ¿verdad? Entonces, las herramientas son, primero, creer en uno mismo, valorarse. La autoestima es el chaleco antibalas para la vida. Te ayuda, porque la presión va a existir, las balas te van a dar, pero no es lo mismo que yo te dé un disparo con un chaleco que sin chaleco.

-Claro, de acuerdo.

-¿Te das cuenta? Cuando te pones el chaleco, aguantas y eso es ser resiliente. Porque aguanta, no creas que no sufre. Te tiran un disparo, te puede traspasar, pero, tienes mayor protección. Lamentablemente las circunstancias afectan mucho. Empiezas a dudar de ti mismo. Entonces, hay que cuidar la autoestima. La autoestima tiene dos componentes.

-¿Cuáles son sus componentes que probablemente no conozco?

-El primer componente es lo que se llama la competencia. Competencia es ser apto, con P. Si tú eres una periodista y haces un reportaje excelente, tú eres competente. Eso fortalece tu autoestima: a lo mejor te dan un pequeño diploma que no tiene valor metálico, pero para uno es extraordinario. Competente no quiere decir perfecto, ni mágico, sino hacer el esfuerzo lo mejor posible. Excelencia no es perfección, pero vamos a hacerlo bien. ¿Cuál es el otro componente? Porque tú ves mucha gente competente, apta, pero el otro componente se llama merecimiento. Si yo dependiera más de mis logros, ¿qué pasa cuando no tenga logros? Merecimiento es la capacidad que yo tengo de valorarme como soy, más allá de mis logros. Por ejemplo, ser útil, ¿verdad? Ayudas a una señora a pasar la calle, y no lo haces para que te saquen el periódico, ni para que te den un regalo, ni que voten por ti; es anónimo. Te sale del corazón. Te sientes útil. Se trata de llegar a un balance entre el merecimiento y la competencia. Un equilibrio entre las dos cosas. Por ejemplo, la gente narcisista es un problema de los egos y las cosas, tiene como demasiado merecimiento. Se cree Dios. ¿Entiende? Entonces tú dices «es una autoestima patológica». También debe ser en su justa medida.

Figueroa propone ser inteligente sin ser pedante, porque «hay que escuchar más, todos los días de mi vida aprendo, y me enseña desde el barrendero hasta el jardinero». También se refiere a la humildad, a «una persona que tiene talentos y que lo reconoce, pero no por eso necesita pleitesía».

Lo sugiere como une regla: Humilde sin ser tonto. Inteligente sin ser pedante. Y asertivo. «La asertividad es la capacidad de manejar mis emociones, mis pensamientos, y expresarlos sin sentirme mal. Sin hacer daño a los demás», resume. No se trata de ser pasivo y ni siquiera defenderse; o de ser agresivo. Es, en cambio, ser asertivo, firme y cariñoso.

«Creo que es un problema de educación. Tenemos que transmitir más estas cosas, porque pareciera que es muy sencillo, pero mucha gente no la sabe; o buscó internet y consiguió una información falsa, o no bien documentada, o alguien que dice una barbaridad», expone. Se trata de llegar a un manejo emocional acertado.

El psiquiatra desemboca en la ética, que «no es reglas rígidas, ni que yo soy un santo ni nada. Ética es respetar, respetar la opinión de los demás. Si no puedes hacer bien, no hagas daño. Llega un momento en que yo tengo que conocer mis propios diablitos, pero aún mis diablos son diferentes a los tuyos».

En el país «tenemos una crisis crónica. Tenemos una crisis de muchos años; mientras más crónica, más consecuencias, más secuelas. Cuidado con las tentaciones, porque en las crisis volvemos a conocer el diablito. Pero el diablito no hay que reprimirlo. Hay que conocerlo y mantenerlo bajo control».

¿Qué pasa en las crisis? «Que se presentan dos cosas: gente que traiciona, gente que se aprovecha» o gente que ayuda. La experiencia bajo la opresión nazi del psiquiatra austríaco Viktor Frankl es la evidencia de que se puede hacer el bien aún en condiciones de extrema necesidad. «Entre el estímulo y la respuesta hay una condición: mi actitud; hay una libertad. Yo tengo la libertad de esa decisión. A veces lo olvidamos. Es tu libertad: decide ser bueno o ser malo. En la crisis los malos aparecen más. ¿Por qué? Porque es la manera fácil de resolver. Pero hay gente altruista, ¿no? Personas que se sacrifican, que son capaces de dar su vida por otro. Ahí está el asunto».

Cuando un paciente le confiesa que se siente muy mal por las circunstancias, Figueroa le replica: «Oye, por ahí hay una fuente de satisfacción, ayuda a la gente. Y eso lo dice, la religión. ¿Quiere salir de una depresión? Ayuda al prójimo. Increíble. Hazlo, hazlo, pues. Anda, haz algo positivo. Eso es, ¿te da cuenta? Haz algo por otro». Hacer algo por otra persona marca la diferencia.

Canal en YouTube del doctor Figueroa: Dr David Figueroa. Cuenta en TikTok: @davidfigueroaf

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