Oficialismo y oposición sacan cuentas y cada quien asume los resultados del encuentro como un éxito. La pregunta que no ha sido respondida es: ¿cuándo se verá el resultado en el terreno?
La visita de la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, deja un amplio abanico de lecturas del momento político que vive el país y pone en evidencia que la asignatura DDHH tiene asuntos pendientes en Venezuela.
Los jugadores en el tablero político tratan de capitalizar los resultados y ofrecen múltiples interpretaciones a las palabras de la expresidenta chilena.
El Gobierno asegura que presentó a la alta funcionaria lo que llama “las consecuencias de las sanciones”. La oposición, por su parte, resalta que Bachelet pudo acercarse a las víctimas de las acciones arbitrarias del Gobierno de Maduro.
A esto se le suman las interpretaciones de los factores internacionales que entran en el debate respecto a la situación venezolana. La Alta Comisionada también recibe ataques.
El médico y la enfermedad
A menos que alguien esté enfermo, nadie lleva a un médico para su casa. Esta puede ser una metáfora que ilustre el cuadro que se dibuja con la visita de Bachelet a Venezuela.
La sola necesidad de su presencia da muestras de que existen irregularidades sustantivas en el respeto a los derechos humanos.
Por definición la oficina de la ONU está orientada a “velar porque la protección y el disfrute de los derechos humanos sean una realidad en la vida de todas las personas”.
“Constituye un foro para identificar, resaltar y elaborar respuestas a los problemas actuales de derechos humanos, y opera como el principal centro de coordinación para la investigación, la educación, la información pública y las actividades de promoción de los derechos humanos en el sistema de las Naciones Unidas”, según reza en su página web.
Si se parte de esta premisa, entonces en Venezuela hay un problema con los derechos humanos.
El diagnóstico
Bachelet apuntó la primera parte de su discurso hacia los temas que colocan sobre la espalda del Gobierno la responsabilidad de los abusos de los órganos de seguridad del Estado, así como la debilidad en la aplicación sana de la justicia.
Dijo que “se conmovió” durante un encuentro en el cual recibió una denuncia sobre la actuación de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
“Escuché el testimonio de un hombre que me explicó cómo su hermano fue torturado, humillado y asesinado por oficiales encapuchados de las FAES que allanaron su casa”, contó.
La Alta Comisionada destacó la necesidad de dejar en el país integrantes de su equipo para monitorear la situación.
“Tenemos el compromiso expreso del Gobierno para llevar a cabo una evaluación de la Comisión Nacional para la Prevención de la Tortura y para determinar los principales obstáculos en el acceso a la justicia en el país. Fue profundamente doloroso escuchar el anhelo de las víctimas y sus familiares por obtener justicia ante las graves violaciones de derechos humanos”, expresó Bachelet, con lo que puso en evidencia un grave problema a resolver.
El Gobierno de Maduro está bajo seguimiento. El Ejecutivo se comprometió a permitir que el equipo de Naciones Unidas “tenga acceso pleno a los centros de detención para poder monitorear las condiciones de detención y hablar confidencialmente con los privados de libertad”.
En el mismo plano insistió en la necesidad de la liberación “de todas las personas que están detenidas o privadas de libertad por ejercer sus derechos civiles y políticos de forma pacífica”, en el momento en que saludó la liberación del diputado Gilber Caro (quien estaba recluido en el Sebin) y de otros dos presos que se encontraban en poder de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim).
También llamó la atención respecto a los problemas alimentarios y de salud, agravados por la crisis económica.
Esto pone al Gobierno de Maduro en una posición incómoda -por decir lo menos- ante el mundo. La oposición, ante este resultado, podría sentirse ganadora.
No es menos cierto…
Sin embargo el Gobierno parece complacido con algunos resultados.
“Conocí el testimonio de una madre de un joven que fue quemado vivo durante las protestas de 2017 y que pasó 15 días agonizando en el hospital antes de fallecer. Una joven me narró cómo su padre fue asesinado por defender el derecho a la tierra de los campesinos”, refirió Bachelet.
El Gobierno de Maduro asume esta afirmación como un reconocimiento y denuncia de que los factores de la oposición también tienen una cuota de responsabilidad, a pesar de que en esa misma parte del discurso la Alta Comisionada señaló: “Sus historias son desgarradoras y muestran la desconfianza que tienen en las autoridades estatales”.
Bachelet hizo referencia a la sanciones.
“Me preocupa que las sanciones impuestas este año por Estados Unidos sobre las exportaciones de petróleo y el comercio de oro están exacerbando y agravando la preexistente crisis económica”, manifestó.
Como se observa, hace referencia claramente a que no son las causantes de la crisis, pero que su existencia dificulta superarla.
Esto es considerado por el oficialismo como un punto a favor, porque le entrega una carta para esgrimir en las negociones por venir.
Por otra parte Bachelet se reunió con los representantes de los poderes públicos que son considerados ilegítimos por la oposición, lo que es evaluado por el oficialismo y los más radicales opositores como el reconocimiento de la legitimidad de sus cargos.
Maduro no podía evitar la acusación acerca de abusos e irrespeto de los derechos humanos en diversas formas y maneras. Eso estaba cantado con la visita de la Alta Comisionada o sin ella. Sin embargo, consigue ser su anfitrión y eso lo asume como el reconocimiento internacional a su investidura.
¿Todos ganan? ¿Todos pierden?
Ahora hay que esperar los resultados de las gestiones de Bachelet en el terreno y la concreción de las exigencias que hizo públicas durante su discurso, así como los acuerdos silenciosos que siempre traen estas negociaciones.