«¿Cómo querer cambiar una Constitución cuyo contenido, en gran medida, no se ha puesto en práctica?», enfatiza el periodista, analista político y constituyente de 1999
Vladimir Villegas conoce mucho de la Constitución de 1999: es una de las mentes que la hizo posible. Más de 25 años después, y ante la posibilidad de que la Carta Magna sea reformada (como lo ha adelantado el mandatario Nicolás Maduro), Villegas subraya que cualquier cambio en la letra constitucional debe ser ampliamente consultado con el pueblo. «Cualquier cambio en la Constitución debe nacer de un amplio proceso de consulta. No es una Constitución para un solo grupo o un solo sector».
Una Carta Magna «es un proyecto de país para el que se toman en cuenta todas las opiniones posibles existentes en la sociedad. Que nadie se sienta excluido de ella». En 1999, para la construcción del nuevo pacto, se adelantaron asambleas y consultas, y las opiniones encontradas tuvieron un espacio. Villegas pone el ejemplo de las reivindicaciones laborales, para las cuales se escucharon las voces de las trabajadoras y los trabajadores, y también, las de los empleadores. También se dio cabida «a distintos puntos de vista religiosos» y se incorporaron los pueblos indígenas y las minorías».
Para el constituyente, el problema de esta Constitución «es que es un proyecto de país por hacer, y entonces ¿cómo querer cambiar una Constitución cuyo contenido, en gran medida, no se ha puesto en práctica?
-¿Necesitamos una nueva Constitución?
-No. Para resolver los problemas del país no haría falta una reforma constitucional. Eso no quiere decir que no haya asuntos que no se puedan cambiar; por ejemplo, la reelección indefinida, que es una de las cosas que deberíamos eliminar. Otro ejemplo: volver al sistema bicameral para ponderar mejor las leyes. Respetar el principio de la representación de las minorías, que está en la Constitución y no se respeta. También, volver al financiamiento público de los partidos, porque el remedio de eliminar el financiamiento público resultó peor que la enfermedad. Los partidos que gobiernan a escala nacional, regional o municipal usan los recursos públicos para sus fines. Tenemos gente que busca financiamiento, y los financistas son perseguidos o son de dudosa procedencia.
-¿Se trataría de mantener algunas conquistas y hacer unos «toques técnicos»?
-Puede ser, pero creo que este no es el momento para ello. Creo que Venezuela tiene muchos problemas urgentes que no requieren de una reforma constitucional. Pienso que buena parte del contenido de la Constitución está vigente. Por supuesto, puedes pensar en un régimen parlamentario, en algunas modificaciones, pero el título de derechos humanos tiene un conjunto de garantías que no deben ser tocadas, que no deben ser cambiadas. Me perdonan, pero como dice el dicho, «piensa mal y acertarás», no creo que la intencionalidad de quienes están en el gobierno que quieren una reforma constitucional sea para darnos más democracia, cuando la práctica que han tenido ha sido todo lo contrario.