La noche en que Bernabé Gutiérrez reveló uno de los consejos que le dio Carlos Andrés Pérez
La puerta de la sala de abrió, y allí estaban los dirigentes del partido opositor más votado -según datos oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE)- en las elecciones del 25 de mayo de 2025. Esa puerta que se abrió era la de una sala privada en un restaurante de Caracas, donde el propio secretario general de Acción Democrática (AD), Bernabé Gutiérrez, recibió a las reporteras y los reporteros convocados para festejar el Día del Periodista.
La historia llegó sola después del arroz con pollo, del vino y del güisqui. Gutiérrez, alentado por los amigos, compartió algunos datos de sus inicios en la política. Dicho por él mismo, era «el muchacho de los mandados» que quería crecer. Salieron a relucir relatos de Rómulo Betancourt, el histórico fundador de AD; de su segunda esposa, Renée Hartmann, en los momentos duros de la dictadura; de su ministro de Relaciones Interiores y posterior presidente de la República, Carlos Andrés Pérez.
Y fue en Pérez en quien decidió detenerse para mostrar las lecciones de la política real, la que no está en los libros; la más parecida a un pantano o a un campo minado. Gutiérrez contó que, en la disputa por la gobernación de Amazonas, se enfrentó a su propio compadre aunque no quería hacerlo. Las heridas quedaron allí, porque -como lo sabe cualquier dirigente- los procesos internos de los partidos políticos sacan a relucir lo mejor y lo peor; acaban amistades, licúan compadrazgos. Después, cuando el aspirante adeco tuvo que asumir la campaña, ese compadre no lo acompañó. La factura estaba viva.
Algo llegaría a oídos de Carlos Andrés Pérez, porque mandó a llamar a Gutiérrez a Caracas. En la descripción de un «día de locos», el presidente adeco estuvo reunido durante horas con Adolfo Suárez, quien se desempeñó como jefe de gobierno de España, mientras Gutiérrez esperaba ser atendido. Terminó el encuentro de los líderes, y cuando iban a abordar un vehículo, el «muchacho de los mandados» intentó subir también. Pero Pérez lo detuvo y le replicó: «Bernabé, te mandé a llamar para decirte algo: el candidato no cobra; el candidato que cobra, no gana; cuando el candidato gana, cobra». Casi 50 años después, los periodistas observamos a Gutiérrez, tratando de entender lo obvio: suma a tu compadre a la campaña, deja de cobrar. El consejo surtió efecto, porque el dirigente de Amazonas ganó las elecciones y recuperó esa amistad entrañable.
Hoy, el secretario general de AD lo recuerda y hasta sus ojos se emocionan. Hoy, quienes escuchamos la anécdota entre arroz con pollo, vino y güisqui, nos reencontramos con una forma de hacer política que ha sido arrinconada por los nuevos -y no mejores- quehaceres.
P.D. Gracias a José Luis Taly por la invitación, el rato y el cariño. Gracias a Rubén Limas, por sus historias de quirófanos y consultorios.






