«Hoy 1 de cada 2 trabajadores esta autoempleado», subraya la Encovi. Las condiciones de trabajo son paupérrimas, asegura el dirigente sindical petrolero Iván Freites
«Oro, oro, oro, venta de oro», gritan en el bulevar de Sabana Grande. Los que lo ofrecen son muchachos que viven al día; que medio resuelven el almuerzo, que no siempre cenan, que tratan de lograr el desayuno. Ventas callejeras sin seguridad social para quienes ofrecen los productos, pensionados forzados a comerciar caramelos son la realidad de la precarización laboral en Venezuela.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) habla del trabajo decente, pero es probable que esta gente que todos los días sale a ofrecer oro o dólares en las calles caraqueñas sí sepa qué es trabajo pero no conozcan qué es decente.
Este jueves 7 de octubre, se conmemora la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, promovida por la Confederación Sindical Nacional. «Se entiende por trabajo decente, el que ofrece oportunidades para que los hombres y mujeres puedan desempeñar un trabajo productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana, en el que los derechos son protegidos y que cuenta con remuneración adecuada y protección social», describe la OIT.
https://www.ilo.org/madrid/eventos-y-campa%C3%B1as/WCMS_217582/lang–es/index.htm
Por parte de los trabajadores venezolanos sí se puede hablar de trabajo decente, porque siguen dando ejemplo de integridad, pero no se puede decir lo mismo de un patrono tan importante cono el Estado en Venezuela, señala Antonio Suárez, presidente de Fedeunep. En el sector público, afirma, estamos en un estado de calamidad. El salario de los servidores públicos es el más bajo del continente: Comienza con 7 bolívares, y en el mejor de los casos, no supera los 15 bolívares, enfatiza.
El dirigente sindical petrolero Iván Freites resalta que todo trabajo es decente, y que la discusión debe centrarse en los salarios. «La figura del trabajo es para darle bienestar a la gente; el trabajo dignifica, el trabajo te hace sentir bien, pero en Venezuela hay una desconfiguración de los derechos laborales vigentes desde la huelga petrolera» de los años 30, explica. «Había un Estado que protegía al trabajador, al ciudadano». Hoy, en cambio, «prácticamente el salario desapareció», lo cual es responsabilidad del gobierno, pero también de un sector sindical, asegura Freites.
«Entre 2014 y 2021 se ha reducido el empleo formal 21.8 puntos porcentuales (4.4. MM de empleos). 70% son del sector público y 30% del privado», refleja la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi). Hay una «reducción del empleo formal (público o privado) sólo en un año (2019-20 y 2021). Hoy sólo el 40% de los ocupados están ocupados formalmente».
En el presente «las condiciones de trabajo son paupérrimas», describe Freites, con «un deterioro nunca antes visto». El caso emblemático es de la industria petrolera, donde todo está en un deterioro tal que los cuerpos de seguridad del Estado se encuentran en las instalaciones de la industria «oprimiendo a los trabajadores», deteniendo a los trabajadores si reclaman, alerta.
Pero el sector en peores condiciones, a su juicio, es el educativo, por la depauperización de los salarios. «Le sigue el sector salud, el sistema hídrico y eléctrico, el sector petrolero», enumera.
No deja de llamar la atención sobre el contraste entre quienes tienen dinero para ir a los bodegones, y las mayorías retratadas por la Encovi.
«El empleo público cae del 36% al 22% del total de ocupados», retrata la Encovi. «La destrucción de empleo público y privado ha significado un aumento de 20 puntos en los trabajadores por cuenta propia. Hoy 1 de cada 2 trabajadores esta autoempleado».
Las diferencias entre un trabajador del sector público y uno del privado pueden ser groseras, refiere Suárez, porque un trabajador privado puede percibir entre 80 y 100 dólares al mes, pero un trabajador del público comienza con siete dólares mensuales.
Por eso, para que el trabajo sea productivo «tienes que recuperar la institucionalidad en Venezuela», sostiene Freites. El diálogo político en México, critica, no está abordando la recuperación del Estado de derecho en el país. «Prácticamente es una legitimación de Maduro», opina.