Gremios y sindicatos habían anunciado una concentración en la plaza Caracas para este lunes 6 de febrero, pero el oficialismo comenzó el día con un toldo y sillas en el mismo lugar. «Si predicas que eres revolucionario, que eres humanista, lo primero que deberías hacer es entender este enorme drama social. Pónganse en los pies de los que sufren, no se pongan en los pies de los que gobiernan», solicitó José Gregorio Afonso, presidente de la Apucv
«La sangre no llegó al río», pero casi. Este lunes la concentración y marcha de trabajadores públicos que exigían un aumento salarial, convocada para la plaza Caracas, se encontró con un toldo, sillas y simpatizantes del PSUV en las proximidades del Ministerio del Trabajo.
Los trabajadores se agruparon a los pies del busto de Bolívar y reiteraron una de sus frases de batalla: «No quiero bono, no quiero CLAP, quiero un salario pa’ vivir con dignidad». Las personas del oficialismo se mantuvieron en los toldos y las sillas mientras hablaban del bloqueo y las sanciones.
Para el oficialismo, los otros son «apátridas». Para los trabajadores, los oficialistas son «arrastrados». La presencia de funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) entre unos y otros fue un elemento disuasivo.
José Gregorio Afonso, presidente de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv), instó al Estado a demostrar que realmente no tiene recursos para aumentar los salarios.
El profesor enfatizó que el gobierno no entiende lo que pasa con los trabajadores. «Hoy pusieron una alcabala, un tinglado, nuevamente con la intención de desmovilizar. No entienden que para caminar hacia la normalidad del país lo que debe establecerse es la institucionalización y la convocatoria a los actores que están haciendo el reclamo», remarcó. En vez de montar otro tinglado con música en el Ministerio del Trabajo, ripostó, «deberían estar recibiéndonos sus autoridades». El que está empujando el conflicto «es el gobierno con su ausencia de respuestas».
Afonso afirmó que no caerían en provocaciones y que marcharían hasta el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) por la avenida Baralt. ¿Qué les diría a los trabajadores oficialistas? «Lo mismo que les decimos a todos. Nuestra familia depende de nuestro ingreso y merece una vida más digna. Si predicas que eres revolucionario, que eres humanista, lo primero que deberías hacer es entender este enorme drama social. Pónganse en los pies de los que sufren, no se pongan en los pies de los que gobiernan».
Los uniformados se comprometieron a acompañar la movilización.
La marcha salió del medio de la plaza hacia la sede del Ministerio del Trabajo.
Pero cuando la protesta de los trabajadores avanzó hasta la puerta del Ministerio del Trabajo -con consignas como «yo quiero el mercado de Diosdado» o «yo quiero la quincena de Tibisay Lucena»- para bajar la escalera que da al Teatro Municipal, un grupo de defensores del mandatario Nicolás Maduro se acercaron al mismo lugar y comenzaron a gritar también sus consignas. «Con Maduro me resteo», sentenciaron.
Para los dirigentes sindicales como Eduardo Sánchez uno de los problemas es que la máxima autoridad del Ministerio del Trabajo, Francisco Torrealba, no les da la cara, no los recibe ni dialoga con ellos.
Cuando los trabajadores salieron a la avenida para acercarse al Saime y subir por la avenida Baralt no faltó la palabra de despedida del oficialismo: «Fuera, fuera».
Ambos sectores se vieron cara a cara. Algunos se conocían de un pasado no tan lejano, aunque hoy defienden banderas diferentes. A un trabajador de la Universidad Simón Bolívar (USB) que llevaba una pancarta y se paró frente a la barrera del oficialismo le respondieron con más consignas.
Los trabajadores finalmente marcharon por la avenida Baralt y recorrieron las más de 10 cuadras hasta el TSJ entre cornetazos a favor, manifestaciones de solidaridad de los transeúntes y barreras policiales en cada una de las transversales. Sánchez consideró que lo sucedido demuestra «la desesperación que en este momento tiene el ejecutivo nacional, porque no tiene respuesta que darles a los trabajadores».
Cuando pasaron por la Cancillería el dirigente sindical José Patines reiteró su mensaje: «Cancillería, escucha, esta es también tu lucha». Así continuaron su camino hasta el TSJ.