El presidente de la ANC afirma que la directiva del Parlamento que reconoce el oficialismo debe acudir al TSJ para que se suspendan las sentencias. El presidente de la AN avalada por el oficialismo dice que el desacato no está en la Constitución. Otros creen que es puro «aguaje»
Para gustos colores, y en la política las interpretaciones suelen ser muchas y atadas a las posiciones que se tienen, como es de esperarse.
En la Asamblea Nacional (AN) hay un conflicto por la elección de dos juntas directivas: La de Luis Parra y la de Juan Guaidó.
Ambos grupos se disputan el liderazgo de la silla principal del Hemiciclo, mientras el chavismo argumenta que “no se mete en pelea de opositores” y asegura que está viendo «los toros desde la barrera».
A los ojos de un sector de la oposición la elección de Parra es una artimaña del oficialismo para tratar de minar “con diputados comprados” el Poder Legislativo y ponerlo al servicio del Gobierno.
Los disidentes de la línea partidista de Primero Justicia y Voluntad Popular sostienen que no están al servicio del chavismo, y se esmeran en demostrarlo.
El discurso de Luis Parra, en la primera sesión que convocó (el 7 de enero), apuntó a hacer duras críticas al Gobierno, al que tildó de «tragedia para el país». Sostuvo que “allanarán el camino para la salida de Nicolás Maduro».
Cuando se consulta y confronta este discurso ante los seguidores de Guaidó, la respuesta es automática y se sueltan frases como «pura finta, puro aguaje».
Ciertamente se espera que Parra, si quiere conseguir respeto y un espacio político, ataque al Gobierno, ya que de otra forma sería evidente que le hace el juego. De no cuestionar a Maduro les daría la razón a quienes afirman que fue aguijoneado por la llamada «Operación Alacrán».
Parra necesita con urgencia enviar señales contundentes de su presunta independencia, porque la opinión pública está llena de sospechas sobre su accionar. El exlegislador de Primero Justicia debe afrontar una tarea titánica para salvar su reputación.
Por su parte Diosdado Cabello, además de deslindarse de lo que considera una pelea de la «gente de la derecha», de alguna manera emplazó a la directiva de Parra a recurrir al TSJ para que apruebe la salida del «desacato». De esta forma las decisiones que tome tendrían validez legal para un sector del país, en medio de la dualidad de poderes en la que vive el país desde 2019.
En una entrevista ofrecida a Esther Quiaro y Francisco Solórzano para Unión Radio ofrecida en el despacho de la Presidencia de la AN (en el Palacio Federal Legislativo), Parra señaló que el Poder Judicial tiene el deber de respetar el Poder Legislativo. No reconoce que la AN esté en desacato.
«Estamos dispuestos a dar todos los pasos que sean necesarios. Eso sí, con autonomía, con respeto, con reconocimiento. Eso que trataron de hacernos a nosotros, de que estamos en el desacato, lo he buscado mil veces por todos lados en la bendita Constitución y no aparece por ningún lado», expresó.
Más adelante, aseveró: «Le decimos al Poder Judicial que tenemos que volver a la Constitución. Ellos tienen que respetar este Poder Legislativo, y nosotros reconocer que hay un Poder Judicial allí».
Según estas declaraciones el «desacato» marca una distancia importante entre Cabello y Parra.
La supuesta diferencia entre ambos es considerada un ardid por los seguidores de Guaidó, una escena más de los «colaboracionistas». El chavismo puede argumentar que es una demostración de la inexistencia de la «Operación Alacrán».
Si Parra desea ganarse el respeto de opositores y chavistas deberá demostrar autonomía en sus actos y opiniones.
Quedan abiertas tres preguntas:
-¿Parra y Cabello pelean por el desacato?
-¿Es una nueva confrontación o puro aguaje?
-¿El «amigo del chavismo» (visto así por la oposición de Guaidó) salió respondón?
Esta historia se sigue escribiendo cada día. El juego sigue.