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miércoles, 27 noviembre, 2024
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Ni la cuarentena, ni la COVID-19 ni los estados de excepción calmaron las protestas en Venezuela

Texto: Vanessa Davies

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Los dos estados de excepción que conviven en el país no frenaron las manifestaciones. «81% de las protestas documentadas en 2020 ocurrió durante la vigencia del decreto de estado de alarma por COVID-19; en total, unas 7.789 acciones de calle entre el 13 de marzo y 31 de diciembre de 2020», registra el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social. Se han usado formas creativas de protesta, destaca Carlos Julio Rojas, periodista y coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas. Los problemas de fondo no se han resuelto, afirma Jesús Armas, director de Monitor Ciudad

A pesar del temor al contagio con el coronavirus, la falta de agua llevó a los vecinos a la calle. Más de 70 días sin servicio en una urbanización de la Gran Caracas pudo más que la precaución. Esa protesta es una de las 9.633 reportadas en el año 2020 por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS). Ni la cuarentena decretada por el gobierno de Nicolás Maduro, ni la COVID-19, ni los estados de excepción que conviven en el país frenaron las manifestaciones: se registraron 26 al día, en promedio. Este martes 16 de marzo se notificaron cuatro protestas en los estados Barinas, Miranda, Vargas y Táchira.

Las manifestaciones en pandemia «se han reinventado, ha entrado la creatividad», tal vez con menos gente pero con mucha imaginación, destaca el periodista y dirigente político Carlos Julio Rojas, coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas y de la Asamblea de Ciudadanos de la Candelaria.

«Las protestas continuaron durante la pandemia por distintas razones, y la primera de ellas tiene que ver con los servicios públicos. ¿Quién puede estar en un hogar que no tiene agua, que no tiene acceso a la electricidad, en el cual no puedes cocinar porque no tienes gas doméstico», explica Jesús Armas, director de Monitor Ciudad. Por la falta de acceso a los servicios «a la gente no le quedó otra que arriesgar su vida y salir a protestar y alzar su voz». También hubo movilizaciones por violaciones de derechos políticos y sociales. «Las cosas siguen empeorando. No lo decimos nosotros: el informe de la comisionada Michelle Bachelet es bien claro».

La mayoría de las protestas ocurrieron en mayo, septiembre y octubre, señaló el OVCS. «81% de las protestas documentadas en 2020 ocurrió durante la vigencia del decreto de estado de alarma por COVID-19; en total, unas 7.789 acciones de calle entre el 13 de marzo y 31 de diciembre de 2020», notifica el observatorio. «Ni la represión del régimen de Nicolás Maduro ni el COVID-19 detuvieron a la sociedad civil en la exigencia de derechos», sostuvo Marco Antonio Ponce, director del OVCS, en una nota de prensa.

Carlos Julio Rojas vivió el hostigamiento. Rememora que la primera reacción «del gobierno de facto de Nicolás Maduro fue la represión,que la vivimos directamente cuando convocamos una declaración en el Metro de Parque Carabobo, frente a la Fiscalía General de la República» para solicitar el cierre del Metro de Caracas para desinfectarlo.»En ese momento llegaron colectivos armados y a mí me entraron a batazos. Fue dantesco. Terminé robado, y todo frente a la policía y la Fiscalía General de la República».

En Venezuela «coexisten dos modalidades de estado de excepción», analiza la organización Acceso a la Justicia. «Cuando se inicia 2020, la emergencia económica cumplía ya 4 años. Su vigencia prácticamente era inercial», rememora. La administración de Nicolás Maduro decretó el estado de alarma por la COVID-19 en marzo de 2020, y el TSJ dictaminó que no necesitaba el aval de la Asamblea Nacional.

El Estado de Excepción en Venezuela

Pero la existencia de dos modalidades de estado de excepción no alivió el descontento popular. «Hemos visto a los maestros, a los trabajadores de salud y a distintos grupos de trabajadores públicos que se han movilizado a las calles durante este año exigiendo salarios dignos», resalta Armas.

La gente se encuentra en la disyuntiva «de enfermarse o comer», porque «nadie puede comer con un dólar al mes». También, de soportar una gerencia pública en la cual hay corrupción, desprofesionalización del sector y problemas de mantenimiento y operaciones.

No obstante, las protestas no lograron cambiar del todo las situaciones que las originaron. «No se han resuelto los problemas de fondo», insiste Armas. «En Caracas los ciudadanos pasan 70% del tiempo con las tuberías vacías, cada vez hay menos acceso al gas y los apagones siguen aumentando».

El coronavirus ha implicado algunos cambios en las manifestaciones. «Buscamos formas creativas de protesta. No había ninguna forma de colocar flyer en redes sociales, ni anunciar las protestas, sino a través del boca a boca, el mensajito de texto, el mensaje de Whatsapp», enfatiza Carlos Julio Rojas. Como las autoridades pedían que la gente se lavara las manos, pero no había con qué hacerlo, decidieron protestar en varias zonas.

«No ha habido grandes movilizaciones orquestadas políticamente» sino «ciudadanos comunes» que protestan por su día a día, analiza Jesús Armas. «Es la desesperación por tener agua, por tener comida en la nevera, por poder cocinar a gas y no a leña».

Las manifestaciones han implicado, para quienes participan en ellas, «estar pendientes del COVID-19 y las medidas de bioseguridad, y también pendientes de la policía que nos podía reprimir o de los colectivos armados que se convierten en ese mecanismo de represión cerca de las comunidades», describe Rojas. Por todas estas razones una actividad como la Quema de Judas, en la Semana Santa de 2020, no se pudo hacer en la calle «sino en la azotea de un edificio en el centro de Caracas».

El Frente y la Asamblea de Ciudadanos se han mantenido en la calle, incluso con la variante brasileña y la alarma que ha generado, para rechazar las ocupaciones ilegales. Rojas considera que las protestas han surtido efecto; que lograron echar para atrás un ajuste en el precio del agua en Caracas y que la presión social y ciudadana consiguió desalojar a los ocupantes ilegales de inmuebles.

«Los ciudadanos seguimos protestando, denunciando a pesar de esta situación», puntualiza Rojas, y remarca que son los ciudadanos, no otros factores: «Yo creo que durante la pandemia la aparición de los partidos políticos fue escasa, por no decir nula».

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