María Teresa Cantor, ingeniera civil de profesión y con experiencia en la administración pública, es hoy candidata a la gobernación del Táchira por el bloque integrado por Alianza del Lápiz, Un Nuevo Tiempo y Unión y Cambio. Su rostro sereno y su discurso firme reflejan una mezcla de vocación de servicio, convicción democrática y sentido de urgencia ante los retos que vive el estado fronterizo.
Con una historia personal marcada por el compromiso político desde su juventud, Cantor recuerda que fue a los 18 años cuando decidió pasar del reclamo a la acción: “Entendí que no bastaba con repetir las quejas de los adultos. Había que asumir responsabilidades para construir un mejor país”.
Desde entonces, ha transitado un camino que la llevó en 2021 a ser electa diputada por el circuito de la Montaña Alta al Consejo Legislativo del estado andino y hoy, con una propuesta clara, busca convertirse en la próxima gobernadora del Táchira.

Tres pilares para el Táchira
Su programa de gobierno se estructura sobre tres ejes: salud, economía y empleo.
“La salud pública está prácticamente privatizada”, denuncia Cantor. “Aunque te reciben en un hospital público, el familiar debe salir a buscar desde una gasa hasta un medicamento costoso”.
Su propuesta es la creación de un sistema mixto con estudios socioeconómicos que garanticen gratuidad a quienes no puedan pagar, y aportes proporcionales de quienes sí puedan contribuir. “Así los hospitales podrían autosustentarse y brindar una atención digna, con insumos garantizados para todos”, explica.
En materia económica, apuesta por tender puentes entre productores y comerciantes, con el Estado como facilitador que ayude a reducir los costos y así lograr que el consumidor final pueda acceder a productos más económicos.
El empleo es su tercer eje. Reconociendo el papel crucial de los emprendedores, Cantor propone planes de protección y acompañamiento, en especial a las mujeres, “que hoy son el motor económico y emocional de muchas familias”.
Además, advierte sobre una deuda pendiente: los adultos mayores. “Muchos quedaron solos, sus hijos emigraron. Proponemos planes integrales de atención médica, psicológica y acompañamiento”, dice con preocupación.
En defensa del voto
Cantor no esquiva el tema que domina el ambiente electoral: el desencanto. Reconoce que muchos tachirenses están desmotivados y desconfían del sistema. Pero insiste: «la abstención solo favorece al oficialismo».
“Estas elecciones están enmarcadas en la Constitución. No participar es como entregar el partido por forfeit y en política, el que no juega, pierde”.
Comparando el proceso con un partido de baloncesto, deporte que practicó en su juventud, subraya que el que no se presenta pierde por defecto. “Eso no lo podemos permitir, porque Táchira es un estado mayoritariamente opositor”.
Para contrarrestar la apatía, su equipo se ha desplegado por municipios y parroquias, aunque admite que los 22 días de campaña han sido insuficientes para abarcar todo el territorio. “Estamos tocando puertas, conversando cara a cara con los ciudadanos, apelando al boca a boca, las redes sociales y los medios de comunicación”, detalla.
Una campaña corta y mucha desinformación
Cantor también cuestiona al Consejo Nacional Electoral por la falta de información. “Parece que hay un interés en que la gente no se entere de que hay elecciones. Por eso insistimos en divulgar que el 25 de mayo no solo se elige gobernador, sino también diputados que legislarán y decidirán el futuro del país”.
Temas como la anunciada reforma constitucional preocupan profundamente a la candidata. “Hay un intento de imponer cambios estructurales sin consultar realmente al pueblo. Por eso es tan importante que la oposición recupere espacios de representación y pueda detener cualquier arbitrariedad”.
Un mensaje claro a los tachirenses
María Teresa Cantor apela a la conciencia de sus coterráneos: “La política no puede seguir siendo sinónimo de confrontación, de revanchismo, de odio. Necesitamos reconciliación, propuestas y soluciones reales”.
Y finaliza con una convicción que deja claro toda su narrativa: “Los demócratas solo tenemos una arma: el voto y tenemos que usarla con responsabilidad”.