La sociedad civil está haciendo un esfuerzo al decir «no digan ahora que no hay candidatos, que no hay postulados», afirma el abogado y profesor universitario. «Los conflictos políticos como el que está viviendo el país se resuelven mediante elecciones creíbles, que todos se sientan involucrados. Necesitamos un CNE que haga posible eso»
Un grupo de venezolanos -¿valientes?- decidió ofrecer sus nombres, el equivalente a poner sus cabezas en la picota pública, para constituir el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) que será nombrado por el Comité de Postulaciones de la Asamblea Nacional (AN) electa en 2020. León Arismendi es uno de ellos.
Arismendi es abogado y profesor. Ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de los trabajadores y de los sindicatos. Explica, en conversación con contrapunto.com, por qué se presentó. «Tengo la convicción de que es necesario abrir caminos a la búsqueda de entendimiento. Estoy absolutamente persuadido, y creo que es un sentimiento general, que no podemos seguir en una eterna confrontación que ha demostrado, a lo largo de los años, que no sirve para mucho. Todo lo contrario: la polarización, negarse a que haya conversaciones entre uno y otro, como es lógico en las democracias, nos ha hecho muchísimo daño. Veintiún años han transcurrido y ya es bastante. La situación del país reclama una dosis importante de búsqueda de entendimiento. No podemos continuar con esto. Por eso decidí aceptar que se me postulara para este asunto. Creo que puedo hacer esfuerzos en la dirección de ayudar a que haya espacios para el diálogo, para el entendimiento. Y los órganos electorales deben ser expresión de eso».
-¿Implica reconocer a la AN de 2020, en medio de la polémica sobre su legitimidad?
-Yo he hecho abstracción de ese problema, porque si nos detenemos en eso no vamos a encontrar salidas. Si el punto de partida es dirimir primero la legitimidad de los convocantes no va a haber progreso. Lo que sí creo es que los actores políticos tienen que ponerse de acuerdo. Sé que no es fácil, que no es sencillo, porque las posiciones son muy conocidas. Pero estamos en una pugna que necesita ser dirimida de modo pacífico. Si nadie reconoce a nadie… imagínate. No es esa la posición nuestra en este sentido. Creo que lo expresaron muy bien estas postulaciones: Hace falta un punto de encuentro, o varios. Hay que buscar acuerdos.
-¿Qué le hace pensar que va a quedar en el CNE? ¿Por qué el oficialismo permitiría que alguien como León Arismendi esté en el CNE?
-La verdad es que yo aspiro a que se me evalúe como lo que soy. No creo ser desconocido para los amigos del oficialismo. Soy profesor universitario, me he dedicado toda la vida a la actividad sindical y gremial. Creo que no tengo una posición, ni la he tenido, con respecto a estos asuntos. Más bien he hecho, a lo largo de todo este tiempo, un esfuerzo por procurar acuerdos, procurar que las cosas se resuelvan por la vía del diálogo, de los consensos. Eso es lo que espero que la gente del oficialismo revise objetivamente. Aquí tenemos un problema con el decisor final, que es la AN. En el Comité de Postulaciones el oficialismo tiene absoluta mayoría, por la manera como se conformó esa Asamblea. Creo que, más bien, el reto está del lado de allá. Les corresponde a ellos actuar con objetividad y no estar etiquetando nada, ni buscando más allá de lo que dicen las normas. Las normas del Poder Electoral y de la propia Constitución señalan las condiciones que deben reunir los que aspiren a ser rectores del CNE. Los datos objetivos están allí. Más de 10 años estuve caminando tribunales, asesorando sindicatos.
-¿Usted plantea que la pelota está en el terreno del oficialismo, para que el oficialismo abra las puertas a un CNE diferente?
-Exactamente. El desafío está de ese lado. A quien se le están exigiendo garantías de que la institucionalidad no está de lado de una de las partes es al oficialismo. ¿Qué se le critica a la institucionalidad del Estado? Se señala que están todos bajo el control de una parcialidad política. ¿Quién debe dar señales de apertura? A quienes se les imputa tener ese control. La sociedad civil está haciendo un esfuerzo al decir «no digan ahora que no hay candidatos, que no hay postulados; esos postulados reúnen los requisitos que exige la Constitución». Vamos a ver si esa revisión se hace efectivamente. Es a lo que yo, en lo particular, aspiro.
-¿Qué haría León Arismendi en el CNE para ayudar a resolver los conflictos?
-Los conflictos políticos como el que está viviendo el país se resuelven mediante elecciones creíbles, que todos se sientan involucrados. Necesitamos un CNE que haga posible eso. Es un árbitro para dirimir una controversia en la que los actores fundamentales son los electores, los partidos, los grupos políticos. Debe ser un facilitador de esa participación. Eso que llaman soberanía popular su principal expresión es el voto. Y los países en conflicto tienen que acudir a la soberanía para dirimirlo. El Poder Electoral debe ser garante de eso, para lo cual debe evidenciar su imparcialidad. De eso se trata. En esa dirección yo ofrezco mi modesta contribución.
-¿Qué cosas haría en el CNE?
-Es indispensable revisar las condiciones electorales: el Registro Electoral. El tema de los partidos políticos, que son los actores fundamentales en el juego democrático. Todos esos elementos, sobre los cuales hay tanto conflicto y tanta duda, es necesario revisarlo. El CNE tiene que ser el garante de los procesos electorales de la transparencia del voto. Tiene que ofrecerle a los actores políticos condiciones iguales, sin diferencias, sin que haya supremacía de unos sobre otros.
-Se ha insistido en que el CNE debe garantizar condiciones. ¿Cuáles son esas condiciones para elecciones libres?
-Hay unos parámetros internacionales. Son asuntos que están regulados. Una elección libre es aquella donde hay garantías para todos los participantes, hay transparencia en las decisiones que se tomen. Todos tienen las mismas oportunidades. Por ejemplo, es un tema álgido el uso de medios públicos durante las campañas. Se tiene que ofrecer iguales oportunidades. Los medios públicos no deben estar al servicio de un partido; tienen que estar al servicio de la sociedad. Los medios del Estado deben estar al servicio de todos. Los partidos tienen unas regulaciones. El CNE debe facilitar la participación de los partidos en cualquier contienda electoral. No se puede convertir en un obstáculo. Lo que es una elección libre está definido y tiene unos estándares. La observación internacional debería permitirse, debería concertarse.
-¿Puede hacer algo un nuevo CNE por lograr las elecciones libres que la comunidad nacional e internacional reclama?
-Es lo que se le pide al órgano electoral: que garantice que las elecciones sean libres, transparentes. La observación internacional es necesaria, y el CNE debería ser el primer interesado en que haya esa observación. En las elecciones de Bolivia había observaciones. No hay por qué crear un conflicto si se asume que el organismo actúa con trasparencia. No habría razones para objetar la observación internacional, en ninguno de los procesos que venga. Quien actúa de manera transparente no tiene por qué tener reserva de que lo observen.
-¿Qué habría que hacer con el Registro Electoral?
-El reclamo es que sea un registro transparente, limpio, auditable. Si votan muertos y ese tipo de cosas no se puede despejar si no es con auditoría. Debe existir la posibilidad de ser revisado. Es parte de la transparencia.
-¿Basta con el cambio de rostros?
-No creo que sea un problema de rostros. Puede haber cambio de rostros, y si no reúne los requisitos de la Constitución… Un cambio de rostros por sí mismo, no. Los órganos electorales tienen que expresar el país que tenemos, el país plural que somos. Ese es el punto. Tienen que ser equilibrados, así está concebido en la Constitución. Los organismos electorales que rigieron los procesos electorales también se les criticaba, pero en su conformación eran plurales.
-¿Lo dice por el CNE de Tibisay Lucena?
-Me estoy refiriendo a los del siglo pasado. En este siglo, desde el principio, ha habido problemas. Han prevalecido los criterios partidistas, el control sobre el organismo. El CNE debe ser un organismo autónomo o independiente, cuyos miembros no dependan de un partido.
-Dicen que el esquema es 2-2-1.
-Ese es un tema de los actores políticos, de cómo se ven reflejados. Eso forma parte de lo que se supone que debería ser la Asamblea. El texto constitucional parte de una asamblea plural. Para que haya los debidos equilibrios los sectores deben estar debidamente representados. Por eso digo que la pelota está del otro lado. Si en el comité de postulaciones hubiese una representación plural de los factores en conflicto las cosas serían diferentes.