El exministro venezolano se preguntó cuál es la estrategia de la derecha venezolana al llamar a no participar en estas elecciones, tras repudiar que no se manifestó otra alternativa
El escritor y político Enrique Ochoa Antich, criticó este domingo la postura de abstención adoptada por un sector de la oposición venezolana en las elecciones de gobernadores y diputados, calificándola como «la política de la nada».
«La abstención es sencillamente la política de la nada, o sea, ¿cuál es la alternativa, cuál es la estrategia que se ofrece?», cuestionó en Podcast Globovisión quien fuera ministro del expresidente Carlos Andrés Pérez.
Argumentó que si la oposición abstencionista hubiera decidido apoyar el proceso electoral, la participación habría sido «mucho más alta», luego de reconocer que ese sector tiene un porcentaje significativo de la sociedad venezolana.
El analista también abordó la influencia de los acontecimientos posteriores del 28 de julio de 2024 en la abstención actual, al señalar a la oposición «extremista» como corresponsable de lo sucedido este domingo. Explicó el daño que hicieron al voto opositor las campañas que deseaban encarcelar al presidente Maduro, promover recompensas en Estados Unidos, propiciar sanciones y blandir amenazas de juicios internacionales.
En este sentido, Ochoa Antich cuestionó la lógica de exigir la entrega del poder planteando escenarios de exilio o encarcelamiento en lugar de buscar acuerdos. Aunque se puede confrontar y criticar, subrayó que es fundamental buscar compromisos mutuos para que todas las partes participen en el proceso de transformación del país.
La abstención como obstáculo y el hartazgo ciudadano
En su análisis, Ochoa Antich recordó el caso del expresidente Hugo Chávez, quien tras salir de prisión, optó por la vía electoral al ver que el llamado a la abstención no le resultó, logrando consolidar su poder progresivamente a través de las urnas.
El político también reconoció que existen numerosas razones por las que la ciudadanía se abstiene, señalando el «hastío» de la gente ante el conflicto entre «los dos extremos, el extremo del gobierno y el extremo de la oposición». A su juicio, esta política de confrontación no ha ofrecido soluciones a los problemas materiales de los venezolanos en áreas como la salud, educación, empleo y salarios, lo que genera una sensación de que «no tiene sentido» participar.
Concluyó que en este momento la única forma de un cambio democrático que no sea una «infame, inaceptable, vergonzosa petición» de intervención militar extranjera, es a través del voto y la búsqueda de acuerdos. Lamentó que en los acontecimientos del 28 de julio no se buscó un acuerdo previo a las elecciones, y que las propuestas de acuerdo posteriores eran percibidas casi como una «rendición incondicional» de los otros.