«Consideramos que debemos dialogar con los sectores conservadores religiosos del país, tanto la Conferencia Episcopal como los grupos religiosos evangélicos y otra gente que esté en contra de nuestros derechos humanos», subraya el secretario de Un Nuevo Tiempo (UNT) Diverso
Reconocer una familia no es desconocer otra. Lo aclara Lenin Starlyn Castellano, secretario de Un Nuevo Tiempo (UNT) Diverso, al referirse a la defensa que hace la población LGBTQ de las familias homoparentales, del matrimonio igualitario.
La protesta que lideraron dirigentes LGBTQ a las puertas de la Defensoría del Pueblo, hace una semana, fue «un acto de valentía de los activistas independientes LGBTQ, que estuvieron en resistencia por muchos días», valoró. Aunque «es una lucha constante y satisfechos no vamos a estar», admitió, «estamos a la expectativa de que este martes se materialice que 10 personas puedan cambiar su nombre ante el CNE, pero la lucha continúa para que no sean vasos medio llenos, sino que pueda la comunidad trans avanzar hacia una verdadera inclusión y que pueda ser reconocida».
No se sabe con claridad si serán únicamente 10 personas, o si esas 10 personas abrirán la puerta para otras. «Allí vendrán los acuerdos políticos necesarios para que se pueda abrir la puerta a la comunidad trans y para todos los derechos».
UNT, aseguró, «es un partido progresista, que acaba de pasar por su congreso programático y por la renovación de autoridades parroquiales y municipales», y mantiene una agenda de luchas por el respeto de los derechos de la comunidad LGBTQ: «Acompañar las luchas que están, por el derecho a la identidad, el matrimonio igualitario, la adopción homoparental, todas las luchas nacionales; y en lo interno, educación en derechos humanos».
Por otra parte, indicó, «nuestra dirigencia sexodiversa a escala nacional se está formando en distintos espacios de la sociedad civil, para que nosotros podamos formar a nuestros pares en el partido de cada a esos nuevos tiempos que amerita Venezuela. Estamos con expertos nacionales e internacionales para la creación de políticas públicas que podamos ofrecer al país en los espacios donde somos gobierno, como la Gobernación del Zulia y las distintas alcaldías».
En lo local se trata de garantizar bienestar social, con ordenanzas de no discriminación, trato justo en el ámbito laboral, de salud y de educación, ajustadas a cada localidad, detalló Castellano. «Estamos trabajando para que las poblaciones LGBTQ se sientan acompañadas por Un Nuevo Tiempo. No somos un partido perfecto; tenemos defectos, pero estamos trabajando poco a poco en la construcción de un partido democrático, plural y transparente».
-¿Cuáles son las trabas? ¿El matrimonio igualitario quién lo frena? ¿El reconocimiento de la identidad, la adopción homoparental?
-Lo que lo frena realmente es el sesgo político religioso que abunda en las instituciones del Estado como un eje transversal. No es un tema de interés prioritario para el Estado. Nada más en campañas electorales. Unos meses antes de las elecciones del 21 de noviembre Nicolás Maduro habló del matrimonio igualitario, se lo dio a la asamblea constituyente y tampoco lo hizo. Sí hay confianza en que esta Asamblea Nacional de 2020 pueda hacer algo, pero también hay 30% de evangélicos.
-¿Son los evangélicos los que se oponen?
-Sí.
-¿Han intentado dialogar con ellos?
-Aún no. Nosotros estamos abiertos al diálogo, a la negociaciación. Desde Un Nuevo Tiempo, desde UNT diverso, consideramos que debemos dialogar con los sectores conservadores religiosos del país, tanto la Conferencia Episcopal como los grupos religiosos evangélicos y otra gente que esté en contra de nuestros derechos humanos. Estamos abiertos al diálogo, a concienciar, a buscar puntos en común, y ver los puntos en contra y avanzar hacia ese país en el que nadie sea discriminado por ser diferente.
-¿Es posible conciliar posiciones con esos sectores conservadores?
-Ellos aún no han entendido nuestras luchas. Creo que el marketing político nos ha dañado muchísimo, porque creen que queremos borrar la familia, que queremos atentar contra la familia tradicional. Y no. Lo que queremos es que nuestra familia sea reconocida. ¿O es que acaso una mamá y un hijo no valen porque no está un padre? ¿O un padre y un hijo no valen porque no está la madre? No. Son diversos tipos de familia y queremos que la nuestra sea reconocida. Es entender que son familias diversas, y por allí podemos entrar en ese acomodo como sociedad. Si no nos entendemos entre todos el país nunca va a salir adelante, así cambiemos de presidente o de Asamblea. Como sociedad debemos reencontrarnos, y para reencontrarnos la política es el diálogo, la negociación: que tengamos que ceder nosotros, que tengan que ceder ellos, pero al final lleguemos a una Venezuela plural donde se respeten los derechos humanos.
-¿La familia puede ser un punto de encuentro?
-Puede ser un punto de encuentro. Que reconozcan a nuestras familias para que podamos avanzar como sociedad. No queremos aniquilar a su familia, no queremos acabar con la familia tradicional, queremos que nuestra familia sea reconocida. Igual que el matrimonio igualitario.
-¿Cuál sería el punto en común?
-El punto en común es lo jurídico. Nosotros no queremos ir a las iglesias a casarnos. Habrá quienes quieran hacerlo. Pero lo que queremos es el acto jurídico, que tengamos la protección legal y que yo pueda tomar decisiones por mi pareja médicas, legales. Ahora, si yo tengo una pareja de cinco años, no podemos tener ningún vínculo legal. En Venezuela ha habido casos de parejas de 10 años con casa, carro, todo, y se muere uno, y el que sobrevivió se queda sin nada. Necesitamos seguridad jurídica.
-¿Los desencuentros cómo se resuelven?
-Hay un prejuicio, la ideología de género, que los niños no pueden decidir… y si los que dicen eso pudieran entender que yo de niño hubiese querido que me hablaran claro de mi sexualidad, no habría pasado las cosas que pasé. Creo que es un tema de humanidad. Que ellos entiendan que su postura puede matar gente por depresión, por suicidio. Habrá un mediador nacional e internacional que pueda facilitar ese diálogo. Es necesario reencontrarnos en nuestras diferencias.
-¿Ha habido respuesta a esa propuesta de diálogo?
-No. No ha habido respuesta. Estamos abiertos a procesar eso de manera formal. Creo que cuando el Estado, a través de sus instituciones, comience a legislar sobre esos temas, esos grupos van a querer hablar. Ahora se sienten dueños del país, y ven que no nos están prestando atención. Entran en las escuelas, dan charlas contra nosotros, pero al final, cuando estemos transitando en el camino democrático, en la separación de poderes, que es lo ideal para Venezuela, los derechos humanos no pueden estar contra la diversidad.
