Fuentes del caso señalan que existe un plan para desprestigiar al Sistema de Justicia y al Cuerpo Diplomático venezolano apoyándose en “acusaciones infundadas que tergiversan la realidad”
Según fuentes vinculadas con el caso de la separación conyugal del embajador Nelson Ortega, esta situación está siendo utilizada para atacar la honorabilidad de la gestión internacional del Estado y del sistema de justicia venezolano.
Alegan que un proceso de separación rutinario ha sido magnificado a través de denuncias de violencia infundadas por parte de la expareja del Embajador, ya que se solo se ha hecho una exposición mediática sin que existan lesiones evidentes, ni una potencial amenaza.
Las fuentes consultadas señalan que se ha difundido material que falsea la verdad sobre los acontecimientos que han surgido a propósito de la separación del diplomático.
Hacen alusión a un video en el que la expareja del funcionario del servicio exterior habla de sentirse amenazada y transmite “escondiéndose en un baño” cuando ella se encontraba en la capital de Guinea Ecuatorial y el embajador estaba en una misión oficial en Caracas.
Indican que los ataques provienen de actores políticos “que han mantenido una constante actitud confrontacional frente al sistema judicial venezolano”.
Llaman la atención sobre el trato hostil y “sometimiento al escarnio público al juez Jorge Luis Devenish, del Tribunal Sexto de Primera Instancia de Mediación, Sustanciación y Ejecución de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes a quien se le acusa -sin pruebas- de fraude procesal».
Sostienen que la periodista Sebastiana Barráez, ha difundido en las redes sociales «que existe una orden de aprehensión en su contra, vinculándose ella misma a este caso, encargándose de magnificar la noticia, aunque no existe tal medida realidad».
Una muestra
Indican que existen pruebas fehacientes que desmienten las afirmaciones de un supuesto secuestro debido a que materialmente era imposible que ese hecho pudiera ser cierto.
Señalan que el 16 de abril, Nelson Ortega se encontraba en Caracas como parte del protocolo alrededor de la visita oficial que realizaría el Presidente de Guinea Ecuatorial a Venezuela y justamente esa es la fecha que marca el material difundido por su exconyuge en donde habla de una supuesta amenaza.
También señalan que existen comunicaciones oficiales entre los gobiernos que comprueban que el Embajador fue víctima de violencia por parte de su expareja, al empujarlo por las escaleras.
Agregan que los días posteriores al 16 de abril la expareja del embajador realizaba su vida normal en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. El 17 de abril se encontraba de fiesta en un restaurante de la ciudad con amigos que pueden dar fe de ese encuentro.
Por otra parte, acotan que desde que se inicia el proceso de separación entre la expareja, el Embajador estaba dispuesto a dejar a sus hijos en Venezuela con su madre y establecer un régimen de visita para él, “pero el cambio tan inesperado de su expareja, obligó al embajador a presentar la renuncia a su cargo y a pedir la custodia de sus hijos, solo por su protección y por el temor de su estabilidad emocional”.
Efectivamente el 28 de abril hubo un cambio de opinión y la madre alegó que “ella no regresaría sin los niños”. Ante esto el embajador sugirió que ocuparan residencias separadas, mientras los niños culminaban el año escolar, debido a la inconveniencia de vivir bajo el mismo techo ya en un estado de franca separación.
Las fuentes vinculadas al caso señalan que tras este episodio la expareja y su hermana amenazaron al diplomático con divulgar por redes sociales que temían por sus vidas, “promesa que llevaron a la realidad y marca el inicio de una campaña desinformativa, no veraz y temeraria para generar matrices de opinión”.
Concluyeron que la solicitud de custodia planteada por el embajador, se debió “a la información recibida de que la madre pretendía trasladarse en forma ilegal a Colombia y tras ello, pedir asilo junto con sus hijos en la Embajada de Estados Unidos, de haberlo logrado, hubiera separado a un padre de sus hijos”.
Las fuentes consultadas señalan que “llama curiosamente la atención de que se hable de asilo en las primeras publicaciones en lugar de solicitar apoyo a las autoridades nacionales, que hable de secuestro cuando hay pruebas de que la expareja del Embajador estaba de fiesta, y se grabe un vídeo desde un baño, cuando Ortega ni siquiera se encontraba en el país. Todo pareciera indicar que se trata de la instrumentalización de un asunto personal para fines políticos”.