Según el consultor internacional el escenario político actual expone dos presidentes y dos asambleas sin fundamentos constitucionales
Para el analista político, Michael Penfold, Venezuela al quinto día del próximo mes profundizará el caos en la política y carecerá de «poder público con origen democrático».
«A partir del 5 de Enero de 2021, Venezuela se sumerge en un conflicto político aún más profundo. A partir de ese momento el país queda sin ningún poder público con un origen claramente democrático. Dos presidentes y dos asambleas sin fundamentos constitucionales», expuso el internacionalista a través de su cuenta de Twitter.
Asimismo, Penfold señaló que ambos líderes dejaron de representar la democracia y buscan permanecer en el panorama político por sus propios intereses.
«La distinción entre uno y otro, “de facto” o “de jure”, se evapora y aparece una crisis de representación política aún peor: tanto Maduro como Guaidó pasan a representar tan sólo su ambición continuista. Nadie sabe desde el punto de vista democrático porque están donde están», indicó el analista.
A su juicio, Penfold calificó de ilegítimas las elecciones parlamentarias del pasado 6 de diciembre y apuntó que el resultado favorece al chavismo sin alguna representación política.
«El 6D no tuvo legitimidad ni doméstica ni internacional -al menos en el mundo occidental. El resultado es uno en el que la nueva AN chavista carece de toda representatividad política: luce una réplica a la Constituyente que lo coloca con + del 90% de los puestos en su posesión».
Además aseguró que la estrategia de la tolda roja tuvo otros resultados, «es probable que el 6D sí le sirvió al chavismo para cerrar el “capítulo Guaidó” y para disolver la Constituyente que era un adefesio impresentable. Sin embargo, también les hizo ver que las oposiciones no se fabrican: ni alacranes ni falsas mesas son verdaderas representaciones», dijo Penfold.
Agregó que «por otro lado, la oposición venezolana ha decidido abordar el inexorable 5E a través de un cambio del Estatuto Transitorio; sin resolver varios dilemas de fondo y más bien privilegiar su ambición continuista llámese “administrativo” o ahora retóricamente “constitucional”.
Finalmente, el internacionalista aseveró «el nuevo Estatuto es difícilmente defendible desde el punto de vista jurídico pero sobre todo democrático. Simbólicamente debían cuidar tanto el fondo como la forma (dadas las dudas sobre el quórum) pero prefirieron violentar lo que dicen querer proteger», concluyó.