La próxima movilización está convocada para el 9 de enero de 2024
Dos y tres protestas laborales por semana: así termina un año 2023 en el que un salario mínimo de 130 bolívares mantuvo en las calles a trabajadoras y trabajadores. «Se ha mantenido la conflictividad en los temas laborales y en los derechos económicos, sociales y culturales, con énfasis en temas económicos, laborales y calidad de vida», explica Rodolfo Rico, investigador del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Marchas, concentraciones, entrega de cartas… Este año los sindicatos y gremios han hecho gala de todas las herramientas para expresar su descontento.
«No somos terroristas, somos trabajadores», expresaron los líderes sindicales que se reunieron el pasado 14 de diciembre en la casa del trabajador universitario, en Caracas, para hacer un balance de este año y anunciar nuevas acciones. La más inmediata: una movilización el martes 9 de enero, cuando se cumple un año de las protestas que protagonizaron maestras y maestros.
El Estado parece estar contra los trabajadores, lamenta Carlos Salazar, coordinador de la Coalición Sindical Nacional. «Hay una planificación contra los dirigentes sindicales»: los seleccionan, como pasó con Giovanni Caguaricuto, a quien imputaron» y ahora imputan «hasta por supuesta violencia contra la mujer. Ahora nos quieren imputar una causa nueva», alerta Salazar.
A su juicio, la lucha sirvió para mucho en 2023: «Permitió que organismos internacionales vieran lo que está ocurriendo. La CIDH, incluso, nos dio medidas cautelares, lo que sirve para que los dirigentes sindicales vean una luz que los proteja». Los informes de la OIT «también son gracias a los trabajadores, gracias a la lucha», reivindica Salazar.
En abril de este año la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otrogó medidas cautelares a siete líderes sindicales de la Coalición. Todos eran objeto de «persecución selectiva: de su casa, a las protestas, y de las protestas, a su casa», rememora.
Salazar insta a la CIDH «a poner sus ojos más fuerte en Venezuela en 2024, porque la persecución va a ser mayor».
Visto así «el balance para el gobierno es negativo, porque incumple la Constitución, ha generado represión brutal contra los dirigentes sindicales», critica. El año que viene no parece anunciar mejores nuevas. «Pero los trabajadores sí tuvimos una ganancia: la unión, la coherencia, la conciencia de que solo luchando por nuestros derechos vamos a hacer el cambio posible».
«Pagan un salario mínimo mísero de cuatro dólares», lamenta. «Otros países con menos recursos que Venezuela, pagan salarios y pensiones que satisfacen a su sociedad». Por eso «en Venezuela vamos a seguir luchando y no vamos a dejar que nos manipulen».
Ya advierte que van a combatir la política de bonificación salarial que se mantuvo en 2023 y que posiblemente se extienda a 2024.
El mundo del trabajo parece estar convulsionado en todos sus ámbitos. El año cerró con la tragedia registrada en la autopista Gran Mariscal de Ayacucho, en el que perdieron la vida más de 20 personas debido a un accidente ocurrido cuando una gandola perdió el control. La otra cara de la moneda es la que ofrece Javier Hernández, dirigente del sector transporte de carga, quien sostiene que trabajan a pérdida y en malas condiciones. «Los fletes son demasiado bajos, no permiten el sustento de la unidad y de la familia», señala.
Razones para mantenerse en la calle parecen sobrar para los trabajadores. Las organizaciones, de hecho, ya auguran nuevas manifestaciones para el comienzo de 2024. «La calle es de los trabajadores. La Constitución dispone el derecho a la protesta, el derecho a huelga», reitera Salazar. «Los trabajadores somos la mayoría de este país; si salimos todos, no habrá nadie que nos pare, y así lo vamos a tener que hacer».