Una huelga de hambre de jubilados de CVG y una protesta similar de jubilados de Pdvsa marcaron la agenda laboral de 2023. Los pensionados cierran el año con un ingreso mensual de poco más de tres dólares, que los obliga a volver al mercado laboral en condiciones de precariedad
Ocho días permaneció en huelga de hambre Hugo Medina, jubilado de la Corporación Venezolana de Guayana, en agosto de este año. Pocas semanas después siguieron este camino varios jubilados de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que hicieron su protesta en la Plaza Cubierta de la UCV. Dos puntos en común unieron ambos conflictos: se trataba de empresas del Estado venidas a menos en los últimos 10 años, y los líderes de la protesta consideraban que habían agotado todas las vías.
El 13 de octubre el dirigente Julio Blanco tomó la palabra, ya muy debilitado después de 18 días de ayuno, para informar que una comisión de la Asamblea Nacional (AN) buscaría soluciones. Dos meses después, se presentó en el Ministerio Público para solicitar que se investigue el desempeño de las asociaciones de jubilados. «Pedimos que se investigue qué pasó con nuestro dinero, a dónde fue a parar».
Blanco aseguró que se recuperó de la huelga de hambre, mas dos de los participantes todavía sufren las secuelas. Uno de ellos, que llegó a orinar sangre, debe afrontar nuevos retos médicos.
Luis Cano, presidente del Frente en Defensa de los jubilados y pensionados de Venezuela, señala que el balance de este año es negativo para el sector, porque las pensiones se mantuvieron en 130 bolívares y solamente recibieron el equivalente a 14 dólares en aguinaldos, y encima, fraccionados. «Aunado a eso, el gobierno no ha hecho nada por recuperar el sistema público de salud, que es muy importante para nosotros porque tenemos enfermedades crónicas», explicó a contrapunto.com.
Este «ha sido un año largo de lucha, de calle, de entrega de infinidad de documentos, de ir a todas las instancias, y ha sido un de Shakira del gobierno: sordo, mudo, sin respuesta», detalló Roberto Carpio, dirigente de los jubilados del Ipasme.
El Palacio de Miraflores, la Vicepresidencia Ejecutiva, el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, la Asamblea Nacional, el Ipasme y el Ministerio de Educación son algunas de las instituciones que recibieron las manifestaciones de los jubilados y pensionados durante 2023. Sin respuesta efectiva, claro. Cano calcula que se montaron 30 mesas de trabajo que no llegaron a nada.
Carpio recordó la oferta que hizo el gobierno de pagar 10 mil bolívares a los jubilados, y rememoró -en conversación con contrapunto.com- la frase que pronunció en su momento: «Se los pagarán en tres partes: tarde, nunca y jamás».
«Los jubilados y pensionados estamos prisioneros en este país. Si yo tuviera 20 años, me voy del país, le ‘echo pichón’ afuera. Pero yo, con 74 años, ¿a dónde me voy a ir?», interroga Cano. «Estamos cercados por este gobierno, se nos mueren los compañeros y esto se ha convertido en algo cotidiano, en algo ‘normal’. Se nos mueren los viejos, y no pasa nada».
Su aspiración, este año, era recibir un ingreso de 150 dólares, y hace dos consideraciones: el gobierno tiene más ingresos y, de cualquier manera, «la culpa de la crisis no la tenemos nosotros». No lo logró.
La mesa de trabajo de los huelguistas de hambre de Pdvsa tampoco arrojó resultados favorables. «El balance es cero», expresó Blanco. Sus tres banderas de lucha se mantienen: alimentos, salud y el dinero del fondo de pensiones. Pero, admitió, «no hay voluntad política para pagarnos».
Sin embargo, la decisión de Cano, como lo ratifica cada vez que se le pregunta, es «morir de pie, como los árboles, porque no nos vamos a quedar en nuestras casas». Los jubilados de Pdvsa, por su parte, no descartan una nueva huelga de hambre. Carpio propone «un encuentro nacional de jubilados y pensionados, de los de Amor Mayor, los del Seguro Social, porque hay que articular».