Un salario mínimo de 200 dólares, o incluso, la salarización de los bonos, son algunas propuestas que reitera el presidente de la Asociación de Profesores de la UCV
El casa por casa que han emprendido José Gregorio Afonso, presidente de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv), y otros directivos del gremio, es universidad por universidad para reactivar la organización con la cual romper la negativa del gobierno de aumentar el salario mínimo.
«Ya hay que dejar de verlo en términos de sus implicaciones para los trabajadores», afirma, «sino ver sus implicaciones para el trabajo como elemento fundamental para el desarrollo del país y la generación de bienestar individual y de la familia».
El trabajo, recuerda, «es una institución que atraviesa nuestras vidas», que incluye la preparación previa y la expectativa de vivir de lo que se generó. «Te preparas para el trabajo porque lo ves como palanca para tu proyecto personal y familia. Cuando eso no lo cumples, pierde valor».
Afonso explica que «la desalarización», que se expresa «en la bonificación de la remuneración» y en ingresos por igual sea cual sea la capacidad y la responsabilidad, lo que hace es restar valor al trabajo. «Si eres jefe de obra, jefe de cátedra o supervisor de mantenimiento, es lo mismo», ejemplifica.
El gobierno paga bonos, sí, pero el monto «está muy lejos de lo que el requerimiento de consumo impone». Con 130 dólares «no cubrimos la canasta alimentaria, ni cerca», reitera.
-¿Si los bonos llegaran a 600 dólares?
-Destruyen el trabajo, porque los pueden llevar a mil, pero no tienen incidencia en cajas de ahorro, prestaciones; no remunera el esfuerzo, no reconoce las responsabilidades. El trabajo no se puede remunerar vía bonificaciones; se debe remunerar vía salario. Eso tiene siglos ya y funciona en alrededor de 190 países.
-Eso no parece que va a cambiar. ¿Qué consecuencias va a tener?
-El fenómeno migratorio en el país no es un pasado, está ocurriendo. En la medida en que hay menos perspectivas, se acrecienta. Un 80% de las causas que obligan a la migración son de orden socioeconómico; por eso atraviesan todos los estratos de la sociedad. Esta situación salarial desestimula el estudio en los jóvenes. Cualquier oficio liberal que se presta contra servicio puede ser mejor recompensado que trabajar de forma independiente.
-Si sigue la bonificación, ¿va a seguir la migración?
-Va a seguir la migración y se va a profundizar la pérdida del valor del estudio y del trabajo. Esto es fundamental, especialmente en el ámbito educativo.
Al día de hoy «hemos perdido la generación de relevo»: En la UCV y universidades similares «el 51% de los profesores están activos y 49% jubilados. De los activos, 20% puede ir mañana a buscar su jubilación, y 16% podría hacerlo en los próximos cinco años. Casi la mitad de los profesores activos en los próximos cinco años se podría jubilar. Esta situación genera descapitalización y pérdida del patrimonio científico del país».
Descarta que sea resultado de las sanciones, porque «entre 2004 y 2013 las remuneraciones del sector universitario cayeron 83% con el petróleo a 100 dólares el barril. En 2009, 2010 y 2012 no hubo aumento salarial. La hiperinflación es un fenómeno de la última década, pero en la primera década de este siglo la inflación rondaba entre 25% y 30% año a año».
-¿Qué proponen?
-Nosotros seguimos insistiendo en que el gobierno tiene recursos para honrar un aumento salarial. El gobierno ha mantenido una posición inflexible. Nosotros hemos mantenido la propuesta de 200 dólares de salario mínimo nacional. Si el gobierno creyera que sus cuentas no dan, podría buscar vías alternativas: salaricemos algunos de los bonos. Busquemos un camino para rescatar el valor del trabajo. Pero no hay flexibilidad del gobierno en esa materia. Es nuestro deber demandarlo, pero no guardamos esperanzas.
-¿Qué puede hacer cambiar esa posición del gobierno?
-Un cambio. Cada quien lo puede interpretar de cualquier manera. El 29 de julio lo que no puede seguir es lo que ha seguido hasta ahora, sea un gobierno u otro el que quede dirigiendo el país.
-¿Puede ser Maduro con otra política?
-Los trabajadores siempre hemos sido desconfiados del que nos ha tratado mal. El presidente obrero, el que tenemos en este momento, nos ha dicho que «todo el poder para los obreros», menos el poder adquisitivo.