Venezuela también lamentó el fallecimiento del papa Francisco y desde el Gobierno venezolano aseguraron que «será recordado como un inquebrantable defensor de la humanidad, la dignidad de los pueblos, la paz, la inclusión y la justicia»
Así lo dio a conocer Yván Gil, ministro de Relaciones Exteriores, en un comunicado colgado en su cuenta de Telegram citando las palabras del mandatario nacional, Nicolás Maduro, agradeciendo a su vez por aprobar el decreto de canonización del beato José Gregorio Hernández.
«El santo padre se erigió como una voz de compasión y reflexión en tiempos de guerra y extremismos, siendo un gran amigo de los pueblos que luchan por su soberanía. Venezuela -añadió el mensaje- siempre estará agradecida con el santo padre por haber hecho realidad la esperada canonización de José Gregorio Hernández, atendiendo las súplicas de sus fieles», señaló.
Además, aseguró que «será recordado como el Papa del pueblo, y su legado transformará el rumbo del pontificado».
El pasado 25 de febrero, mientras se encontraba internado en el hospital Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral, el papa Francisco aprobó el decreto para la canonización de José Gregorio Hernández Cisneros, conocido como el «Médico de los pobres» (1864-1919), reseña la agencia EFE.
Semanas después, el 31 de marzo, el sumo pontífice aprobó el decreto del milagro por el que se canonizará a la beata Carmen Elena Rendiles Martínez, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús y quien se convertirá en la segunda santa venezolana.
El papa Francisco falleció este lunes a las 7.35 horas (5.35 GMT) en su residencia de la Casa Santa Marta, anunció en un vídeo mensaje el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel.
Francisco, que había estado ausente en todos los ritos de la Semana Santa al seguir convaleciente tras su hospitalización, apareció este domingo en el balcón de la logia central de la fachada de la basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi.
Después recorrió la plaza en papamóvil a pesar de sus condiciones de salud en lo que ahora puede considerarse su último adiós a los fieles.
El romano pontífice no había participado en ninguno de los ritos de la Semana Santa debido a que seguía recuperándose tras haber pasado 38 días en el hospital por una neumonía bilateral y haber sido dado de alta el 23 de marzo.