Hoy comienza formalmente la campaña electoral y el mandatario es visto como el que ha dejado en la ruina al país y responsable de la crisis, o el que haciendo «tripas corazón» mantiene la revolución bolivariana y hasta se viste de «superhéroe»
“Comandante Obrero”, “tirano”, “Conductor de victorias”, “dictador”, “estadista”, “autoritario». Son muchos los epítetos con los que ha sido llamado, pero el más reciente y asumido por voluntad propia es “Súper Bigote”.
Ese es Nicolás Maduro Moros, el dirigente sindical que ungido por la palabra de Hugo Chávez se convirtió en Presidente de la República en la Venezuela en los últimos 11 años.
Despierta pasiones. Está al frente de una nación que se encuentra en el tablero geopolítico global por su potencial influencia en el universo energético del planeta y por la coyuntura que vive el forcejeo de las potencias globales.
Nicolás Maduro Moros nació en Caracas, aunque algunos insisten en que no es cierto, el 23 de noviembre del año 1962. Tiene un hijo que lleva su nombre y que también forma parte del universo político del país. Está casado con Cilia Flores, abogada y política que ha ocupado altos cargos en los poderes públicos nacionales.
De dónde viene
Hijo de un hombre de estirpe socialdemócrata que llegó a militar en el Movimiento Electoral del Pueblo fundado por el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, es parte de la impronta que vinculó al joven Nicolás con el pensamiento de izquierda.
De muchacho se relacionó con el izquierdista Movimiento Ruptura y luego militó en la Liga Socialista, organización a la que llega luego del asesinato de su líder Jorge Rodríguez (padre), y allí hace vida política.
Cursó estudios en el liceo José Ávalos ubicado en la Parroquia El Valle, en Caracas, donde milita con los cuadros de «la Liga» que lo reciben.
Para su formación política viaja a La Habana, Cuba, y estudia en la Escuela Ñico López, centro de formación de cuadros del Partido Comunista de Cuba, de allí sus buenos vínculos con la Revolución Cubana.
El dirigente sindical
Maduro sale de la secundaria y decide trabajar. Se hace chofer de los autobuses del Sistema Metro de Caracas y comienza su carrera como dirigente sindical.
De esos años lo recuerda Francisco Torrealba, exministro del Trabajo y alto dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela, quien para entonces era militante del Movimiento Al Socialismo (MAS).
“Yo recuerdo haber visto por primera vez al presidente Nicolás Maduro en el comedor de la estación del Metro de Caño Amarillo. Andaba en campaña para ser delegado sindical. Era finales del año 1991, por ahí. Luego nos hicimos amigos en la misma lides sindicales porque él era del área de Metrobús y yo era del área de estaciones en ese momento. Ambos estábamos en el movimiento sindical y coincidíamos en adversar al status quo del momento”, señala Torrealba.
Al rememorar dice: “El compatriota bolivariano, trabajador, presidente y comandante en jefe Nicolás Maduro Moros, en esa época ya andaba conectado al MBR 200 sindicalmente hablando. Creo que la primera plancha en la historia del sindicalismo venezolano que llevó el número 200 fue la que él encabezó como dirigente sindical. Ese número nunca se había usado. A algunos nos pareció extraño. Normalmente los adecos tenían el número 1, los copeyanos el 3 y nosotros los masistas usábamos el número 5”.
También de los años 90, quizás más allá de mitad de la década, lo recuerda Pablo Zambrano, dirigente que viene del Nuevo Sindicalismo y que hoy milita en Fuerza Vecinal.
“Conocí Nicolás Maduro en la mitad de los años 90. Yo era dirigente del sector público que para el momento no concentraba la atención. Los focos estaban puestos en Guayana, PDVSA y CANTV, donde estaba Alfredo Ramos. Nicolás tenía una amistad y buena relación con Alfredo”, señala Zambrano.
Recuerda que la plancha del Nuevo Sindicalismo derrotó a Nicolás Maduro en unas elecciones del Metro.
“Nos unía la lucha en contra de los partidos tradicionales. Contra AD, Copei y la CTV. Se decía en ese entonces que era más fácil ser Presidente de la República que de la Central de Trabajadores de Venezuela”, recuerda Zambrano.
Señala que era un hombre sensible a las luchas de los trabajadores “y en eso coincidíamos”.
Maduro estuvo detenido por los cuerpos de seguridad del Estado y los diputados de izquierda de la época, entre ellos Vladimir Villegas, haciendo uso de su fuero parlamentario, lograron verlo y realizaron gestiones para su liberación, que al final consiguieron.
Su carrera
Maduro ha ocupado cargos de alta importancia en el país y destaca el ser miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó de la Constitución vigente.
Fue diputado, Presidente de la Asamblea Nacional, canciller, luego Vicepresidente, presidente encargado durante la enfermedad del líder bolivariano y luego electo Presidente de la República tras el fallecimiento del Jefe del Estado.
Hay que decir que Nicolás Maduro fue ungido por Hugo Chávez como su sucesor el 8 de diciembre de 2012.
“…si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón. Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera —Dios sabe lo que hace—, si es que yo no pudiera, continuar con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se ha ganado, con su liderazgo, al frente de la Presidencia de la República, dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta Patria”.
Maduro se perfilaba como el hombre que daría un vuelco a la deriva militarista que Chávez había marcado por su origen de soldado y oficial del Ejército. Era el sindicalista negociador que podría articular en el escenario de confrontación permanente y sacar a Venezuela de la conflictividad sostenida.
Electo Presidente
Como presidente Maduro ha debido sortear dificultades mayúsculas.
La primera es sustituir el liderazgo de Chávez y luego los ataques de sus adversarios que lo vieron vulnerable al compararlo con el líder de Barinas.
Ha sido catalogado de ”bruto”, “ignorante” e “incapaz”, sin embargo ha logrado sortear los distintos ataques internos y externos, derrotando a los mismos que lo tildaron y subestimaron arrojando sobre él los adjetivos antes mencionados.
“El que compre a Maduro por pendejo, perdió sus reales. También hay que tener claro que una cosa es Nicolás y otra cosa es Maduro”, señala un dirigente disidente de las filas del PSUV.
¿Exitoso?
Preguntamos sobre cual sería el éxito de Nicolás Maduro. Su amigo y camarada Francisco Torrealba señala: “En el mundo sindical es haber logrado un final feliz desde la coordinación general de la Comisión Presidencial que redactó, previa consulta con miles de asambleas, la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras que promulgó el comandante Chávez en el 2012”.
“Creo que es el mayor logro en materia sindical, pasando por discusiones de convenciones colectivas, defensa directa de trabajadores en procesos de conciliación y reclamo, pasando por muchas otras cosas más desde la Fuerza Bolivariana de Trabajadores que lideró también”, señala Francisco Torrealba.
«Más que en el mundo sindical el éxito de Nicolás es es el plano político», sentencia Pablo Zambrano.
«Es evidente en su carrera. Diputado, canciller y Presidente de la República. Ese ha sido su éxito aunque nosotros seamos críticos a su gestión», señala Zambrano.
Los trabajadores no están contentos
Agrega el dirigente sindical que «los trabajadores de este tiempo no están contentos. Hemos perdido el salario, las prestaciones nuestras reivindicaciones. Así la clase obrera no puede estar contenta».
«He podido decírselo con fuerza y con respeto y aunque no me satisface su respuesta debo reconocer que su trato para conmigo ha sido el adecuado, respetuoso y tolerante», sostiene Pablo Zambrano y agrega que ha deseado «de todo corazón, que Maduro realizara un gobierno dirigido hacia la clase obrera».
«Hubiese querido que tuviera la suficiente diplomacia para buscarle salida al esquema de la confrontación y no llevarlo a este momento. Lo que más nos duele es que, precisamente siendo un hombre que viene de la clase trabajadora y sea el Presidente, en la práctica, haya una eliminación del salario de los trabajadores, qué significa mucho, también la eliminación de las contrataciones colectivas y las prestaciones sociales», afirma con cierto dolor en su voz Pablo Zambrano.
Trabaja mucho
Por otro lado Francisco Torrealba reivindica que Nicolás Maduro como Presidente de la República y como canciller «ha sido un trabajador incansable».
«No para de trabajar. Es una virtud importante y no para de mantener una conexión estrecha y directa con el pueblo venezolano, con el pueblo humilde, el pueblo sencillo, el pueblo llano venezolano, el pueblo de a pie», afirma Torrealba.
Destaca su paso por la cancillería en la que considera que su mayor logro fue «el establecimiento, de la mano del Comandante Chávez, de relaciones diplomáticas políticas y de hermandad con diversas naciones del mundo que se incorporan a lo que la Revolución Bolivariana denomina la diplomacia del mundo multicéntrico y pluripolar».
Luces y sombras
Pablo Zambrano por su parte habla de Maduro como de un hombre con luces y sombras.
Recuerda que siendo diputado se puso del lado de los trabajadores cuando fueron despedidos 3.000 personas de la Alcaldía Mayor «por orden de Alfredo Peña. Yo busque a Nicolás y él tuvo actitud solidaria con esos trabajadores».
«En lo personal siempre me ha reconocido. A mí se me presentó una situación difícil cuando me despidieron del Ministerio de Salud. Era el director de Recursos Humanos que me sacó de la nómina. Yo empecé a luchar, hice las denuncias y por orden de Nicolás Maduro se me reincorporó nuevamente. Eso no lo he dicho nunca públicamente y lo digo por la pregunta que me haces», dijo Zambrano.
Así como esas luces y virtudes también señala que siente una «profunda tristeza al ver un hombre que viene de la luchas sindicales y que las sufrió. Un hombre que vio de cerca las persecuciones y cuando a los líderes de izquierda eran maltratados, y que en estos tiempos tengamos que hablar de dirigentes sindicales presos como Rubén González, trabajadores detenidos, gente que ha tenido que irse del país porque la situación de Venezuela no fue la de progreso. En cierto modo hemos tenido grandes atrasos en la política y la economía. Por él no siento odio, tengo diferencias, siento respeto aunque soy su crítico».
Así ven Nicolás Maduro, un líder que recibió la venia de Chávez y que hoy es visto como el que ha de dejado en la ruina al país o el que haciendo «tripas corazón», mantiene la revolución bolivariana.
