Un presidente de izquierda (Gustavo Petro) y un presidente que viene del mundo obrero (Lula Da Silva), ¿podrían ayudar a los trabajadores venezolanos en su lucha para que sean reconocidas sus conquistas?
Muy crítico con los discursos de izquierda que ofrecen «villas y castillas», José Gregorio Afonso, presidente electo de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv), sostiene que es verdad comprobada «que no hay nada más útil que un discurso de izquierda para vender políticas de derecha». Afonso recomienda a Petro y a Lula «que no sigan el ejemplo del obrerista que tenemos cerca (Maduro)».
Servando Carbone, coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete), recuerda que Lula «ha enviado mensajes al gobierno de Venezuela». Aunque no cree que presione al gobierno venezolano directamente por los trabajadores sí piensa que, como dirigente de izquierda, puede insistir para que los proyectos socialistas o progresistas no comentan los errores venezolanos. «Este no es un gobierno socialista. Este es un gobierno estalinista, capitalista y explotador».
«Pareciera que hay mucha esperanza en el pueblo brasileño por su recuperación», señala Carbone. «Yo veo un Lula completamente diferente, que aprendió después de todo lo que le pasó». También observa una propuesta diferente por parte de Petro: «No quiere convertirse en la izquierda retrógrada».
Adrián Bolívar, presidente de Fapicuv, expresa abiertamente que no tiene esperanza alguna en Petro ni en Lula. «Son presidentes que han mantenido una política como la del gobierno de Nicolás Maduro. Aparentemente al presidente Petro se le ve una inclinación más cercana a su pueblo, más cercana a los trabajadores».
Con base en esa visión Bolívar esperaría que, si Petro conoce el sufrimiento de los trabajadores venezolanos, «por lo menos hable, le diga a Maduro que cambie esa política absurda que tiene hacia los trabajadores». De Lula no espera una acción similar «porque a pesar de que dice que viene de la base de los trabajadores no hace una política para los trabajadores; hace una política para el sector privado, para los neoliberales».
Para el presidente de Fapicuv «es la unidad de los trabajadores a escala nacional y en toda Latinoamérica la que logrará los cambios que todos queremos».