Al profesor universitario le parece muy positiva la decisión del presidente colombiano Gustavo Petro de promover un encuentro entre las partes en conflicto en Venezuela, pero ve las posiciones de ambos sectores muy distantes
No es optimista el profesor universitario Luis Salamanca sobre las conversaciones entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana, pues cree que las posiciones de ambos sectores están muy alejadas y, los integrantes del Ejecutivo nacional, no tienen un real interés en negociar.
Agradece y le parece positiva que haya disposición de un país como Colombia y de un presidente como Gustavo Petro para “que las partes en conflicto en Venezuela logren acercar posiciones y logren buscar algún tipo de fórmula para darle salida a la crisis política nacional”.
Cree que al presidente colombiano le preocupa la deriva autoritaria de su homólogo venezolano, estima que Petro está jugando una posición de equilibrio “entre vias radicales y vias moderadas de cambio”.
Se declara partidario de la negociación y que el acuerdo se logre, hay que ver hasta dónde cede cada una de las partes, porque la solución al problema venezolano no es vista de la misma manera por oposición y gobierno, lo cual es “obvio”.
Mientras para la oposición hay que darle una salida a la situación política, posición que estima es acompañada por el 60% de la población, desde el gobierno no ven la misma crisis política, sino que creen que todo se debe a que tienen las manos atadas por las sanciones “y no los dejan hacer su brillante programa de gobierno”.
La conducción del país
Hace un recuento de la situación nacional, señalando que quienes gobiernan “se llevaron por delante todo. La economía está quebrada, los equilibrios sociales perdidos, el sistema democrático que existía también desaparecido. Para el gobierno lo que hay es un proceso revolucionario que tiene sus costos y que éstos son paleables con las medidas que toma Maduro”.
Mientras, para el resto de los venezolanos, asegura Salamanca, hay un problema serio a resolver que es el de la conducción de Venezuela para poder sacarla de la postración en que se encuentra, “por lo que el problema se tiene que resolver en una negociación”.
La diferencia entre ambas visiones debe ser resuelta por los venezolanos a través del voto, plantea Salamanca, “democráticamente”, por lo que hay que hacer el esfuerzo para que el gobierno entienda que ese es el camino, pues quienes lo ejercen no dan, a su juicio, muestras de querer llegar a un acuerdo, de querer negociar.
Estima que le temen a la justicia transicional, no quieren correr el riesgo de ser detenidos una vez dejen el poder, o ser enjuiciados, “y está el tema de la Corte Penal Internacional, que agudiza esa percepción crítica”.
Para reafirmar su escepticismo, Salamanca se refiere al calificativo de “bastarda” que le dio Jorge Rodríguez a la oposición, en la última sesión de la Asamblea Nacional, “una persona que quiere negociar modera su lenguaje, por lo menos no ofende al interlocutor”, ni pone exigencias sobrevenidas como la de que se deben levantar todas las sanciones para volverse a sentar.
En este sentido, no ve que la reunión planteada en Bogotá por el presidente Petro pueda ser efectiva si a la misma no asiste el gobierno de Estados Unidos, país que ha impuesto la mayoría de las sanciones a funcionarios del gobierno de Maduro y a Pdvsa.
Estima que el acuerdo que se alcance, tiene que dar ciertas garantías electorales que le permitan a la oposición competir con opción de triunfo, “con esto yo me doy por satisfecho, aunque voy a pedir todo”, pero no ve al gobierno dispuesto a dar algo así. Estima un escenario más parecido a 2018 o 2020 que a 2015.