«Desconocer que la lógica capitalista está presente hoy en día en el Kremlin sería una aberración. Pero desconocer el sentimiento antifascista de la mayoría de su población sería mostrar un analfabetismo total. Rusia centraliza hoy día la primera expresión antifascista del Siglo XX», sostiene
Son 80 años que no dejan a nadie indiferente. Ocho décadas después del triunfo sobre el nazismo, Armiche Padrón, miembro del buró político del Partido Comunista de Venezuela-Dignidad (PCV-Dignidad), muestra una cara menos popular de lo sucedido. «En medio de la crisis que sufre Alemania entre la primera y la segunda guerras mundiales, las transnacionales de Estados Unidos e Inglaterra financiaron al Partido Nacional Socialista de Hitler», asevera.
-Se cumplen 80 años del Día de la Victoria. ¿Cuáles son los mitos y verdades en relación con esta fecha? ¿Se ha invisibilizado la acción de la URSS y de otros factores?
-Después de ocho décadas, a pesar de los increíbles esfuerzos y recursos apostados a fortalecer el revisionismo histórico, las huellas de la historia siguen marcando las frentes de aquellos que, por diversas razones, eluden sus responsabilidades e intentan desvanecer el inmenso sacrificio desarrollado por los pueblos del mundo contra el fascismo y el nazismo, no solo en Europa, sino también en el norte de África, el Medio Oriente y en Asia. Este revisionismo histórico esconde que, en medio de la crisis que sufre Alemania entre la primera y la segunda guerras mundiales, las transnacionales de Estados Unidos e Inglaterra financiaron al Partido Nacional Socialista de Hitler; y que hicieron notables esfuerzos por garantizar el rearme del Tercer Reich, con el objetivo de construir el adversario ideal que se enfrentase a la URSS y pusiese fin a la Gran Revolución Bolchevique.
Padrón afirma que, cuando Adolfo Hitler «se les escapa de las manos, cuando ya los intereses de Estados Unidos y de Inglaterra se ven amenazados, comienza el giro táctico en función de respaldar a la URSS». Y entonces «fueron los pueblos soviéticos, principal y determinantemente, quienes con su tenacidad, su orgullo patrio; con la conducción colectiva y acertada de los comunistas y el liderazgo de Stalin, voltean la tortilla en el momento más crítico de la guerra».
Para el dirigente, «desconocer el «alma» de la URSS, el cómo los bolcheviques lograron cristalizar tal diversidad de pueblos y culturas en un solo sentimiento, es simplemente no poder alcanzar a entender la grandeza de la URSS en esta epopeya».
A su juicio, «desconocer la enorme lucha desatada por los chinos contra la invasión japonesa es otro punto al que muchos temen colocar en las primeras lineas de los análisis». Lo que califica como revisionismo histórico «ha cumplido su papel, logrando que muchos comprendan el proceso justamente al contrario, colocando a los países imperialistas como triunfantes en la guerra, cuando la realidad es que estratégica, táctica, política y militarmente la victoria se alcanza gracias al accionar del Ejército Rojo, gracias a los millones de partisanos y guerrilleros desplegados y siempre bajo la dirección comunista (bastaría recordar las gestas de albaneses, yugoslavos y griegos, tan solo para poner ejemplos».
-Ochenta años después, ¿qué lectura haces de lo que ha sucedido en el mundo y del rol que cumple y ha cumplido Rusia?
-Sobre Rusia se abre un gran debate una vez que involuciona hacia el capitalismo. Proceso que arranca en 1953, pero del cual no se puede desconocer el alcance de 70 años de una sociedad forjada sobre valores, dinámicas de desarrollo y expectativas humanas que aún marcan el «ser ruso». A pesar de su involución, Rusia hoy no escapa de lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial. No puede ni podrá. El tamaño de la empresa acometida, y la sensibilidad que existe en la sociedad rusa y del resto de las ex repúblicas soviéticas contra el fascismo, obligan a su actual dirigencia a plantar cara contra todas aquellas manifestaciones que apuntan a retomar el pasado fascista, exaltarlo y emplearlo contra ellas.
Como lo analiza, «desconocer que la lógica capitalista está presente hoy en día en el Kremlin sería una aberración. Pero desconocer el sentimiento antifascista de la mayoría de su población sería mostrar un analfabetismo total. Rusia centraliza hoy día la primera expresión antifascista del Siglo XXI… Igual que en el pasado, esa capacidad histórica posee condiciones para extenderse en la medida en que el capitalismo siga mostrando su rostro sanguinario».

-Dirigentes de izquierda dicen que hay un resurgimiento del fascismo. ¿Cómo lo ve? Si hay un resurgimiento, ¿en qué lo ve? ¿Se puede calificar a las organizaciones de derecha de fascistas, necesariamente?
-El fascismo como discurso resurge y se afianza en muchos espacios del continuum político. El fascismo como Estado de Excepción Burgués podría ser una alternativa, pero creo que en estos tiempos no posee las condiciones. Al analizar a Alemania e Italia, incluso a Japón, podemos entender que las condiciones actuales divergen mucho de aquellas que sirvieron de caldo de cultivo a esas manifestaciones.
Sostiene que las derechas «apuntan a la necesidad, visto el fracaso del capitalismo en general y del ideario neoliberal en particular, de rescatar rasgos nazifascistas en sus discursos. Detener esa tendencia implicaría tener un contrapeso. Desgraciadamente el movimiento obrero (contra quien nace el nazifascismo) hoy día vive su peor crisis desde que nació con la insurrección de los Tejedores de Lyon. Este es el peligro real que apunta a una profundización de las tendencias autoritarias en las derechas y su consolidación en los espacios de poder».
Pero «si bien es cierto el movimiento obrero vive una profunda crisis; no es menos cierto que la dialéctica plantea nuevos escenarios. Plantar cara a las derechas, las abiertas y las que se arropan en discursos que no les corresponden, es una tarea histórica y urgente en estos tiempos».