Según los profesores Elsa Cardozo y Félix Arellano, la prospectiva internacional para 2026 está marcada por un entorno turbulento, donde destacan tres elementos: la geopolítica multipolar, la
institucionalidad bajo presión y una interdependencia desafiada y desafiante en y entre todos los ámbitos.
En cuanto a la primera, se observa una multipolaridad como competencia fuerte y acuerdos
débiles; tensiones y conflictos por reparto-transacciones sobre zonas, temas y recursos de
influencia. Luego se percibe una institucionalidad bajo presión definida por avances autoritarios y desafíos liberales, debilitamiento y desplazamiento de principios y reglas en todos los ámbitos, así como resistencia a cambios y tendencia a la instrumentalización del multilateralismo. El tercer aspecto tiene que ver con una interdependencia desafiada y desafiante entre y en todos los ámbitos que abarca desde la ecología y la economía hasta los derechos humanos.
El análisis de los especialistas contempla que hay una gran cantidad de factores que condicionan riesgos y oportunidades internacionales de/en Venezuela. Es el caso de organizaciones internacionales, como las de Derechos Humanos y Seguridad (ONU / CPI / CIJ); económicas (FMI, BM, BID); hemisféricas y regionales (OEA, CELAC, Caricom y ALBA).
Luego están las posiciones asumidas por países como Estados Unidos que lanza una acción en el Caribe, frente a las costas venezolanas, argumentando la necesidad de actuar contras las redes internacionales del narcotráfico como el Cártel de los Soles; Latinoamérica y el Caribe marcada por realineaciones ante el desarrollo de la situación de Venezuela y sus prospectos de gobernabilidad democrática; Europa básicamente cultiva relaciones con Latinoamérica y el Caribe y mantiene interés en la recuperación de gobernabilidad democrática en Venezuela. Y luego otros actores como Rusia, China, Turquía, Catar e Irán que son considerados como intermediarios/mediadores, interesados en ventajas geopolíticas y económicas, pero con posibilidad limitada de apoyar al régimen venezolano.
Por su parte, el gobierno venezolano se mantiene en una posición de atrincheramiento, amenaza de caos, con reducido margen de maniobra por no reconocimiento y desarticulación institucional internacional, así como el llamado a aliados extracontinentales y apelación a los principios de no injerencia y paz regional. En contrapartida, la oposición se encuentra bajo represión gubernamental creciente; busca reimpulsar su legitimidad y planes para liderar una transición ordenada. Su principal reto es movilizar/reconstruir confianza e institucionalidad adentro y mantener/ampliar apoyos democráticos internacionales.






