El extrabajador petrolero pasó cuatro días recluido en el hospital José Gregorio Hernández, hasta el viernes en la madrugada donde falleció debido a una descompensación.
Pablo Hernández, tenía 66 años. A primera vista aparentaba mucha más edad. Tenía un desgaste físico propiciado por los meses que pasó en protesta desde la plaza Juan Pedro López, de Caracas. Pasó gran parte de su vida trabajando con contratistas de Exxon Mobil en Venezuela, como electricista.
El pasado 24 de octubre, Contrapunto había conversado con Hernández. «De aquí no me voy sin mi plata», era lo que exclama con tal seguridad, afirmando al mismo tiempo que extrañaba su casa y a su familia en Bolívar.
Ese jueves, Pablo contó, sentado en uno de los muros de la plaza sobre una pequeña colchoneta, que sufría de diabetes y que desde hace meses no tomaba la medicina para regularse la azúcar, y que, además, tenía problemas pulmonares.
Sus últimos días los pasó muy débil resistiendo al frío, la lluvia y lo complicado que es dormir en cartones, obtenido de las cajas CLAP. Su único abrigo era una chaqueta de blue jean que acompañaba sobre varias camisas y bajo sus pantalones un mono.
El 1 de octubre, Pablo fue llevado por sus compañeros al hospital José Gregorio Hernández, en la avenida Panteón. Allí permaneció hospitalizado por estos días. A las 2:30 pm del viernes, sus compañeros recibieron la noticia de que Pablo había fallecido producto de un paro respiratorio.
Antes de su muerte sus hijos pudieron llegar desde Ciudad Bolívar y verlo. El sábado en la mañana permitieron que el cuerpo de su padre fuera llevado por unas horas a la plaza, para un homenaje por parte de los más de 500 ex trabajadores petroleros que aún persisten que su protesta silente en reclamo de los pasivos laborales que les debe el gobierno desde 2007.
En marzo un grupo de manifestantes organizó una huelga de hambre que culminaron con la promesa de que el mandatario Nicolás Maduro, los iba a atender en Miraflores. Sin embargo, eso no ocurrió. La protesta en la plaza lleva 22 meses, en los cuales no han recibido ninguna respuesta por parte del Ejecutivo sobre la deuda.
Con la muerte de Pablo, suman dos fallecidos desde que están en la plaza, pero desde 2007 cuando ocurrió la expropiación por parte del gobierno de Hugo Chávez, los afectados contabilizan 26 muertes de compañeros que han fallecido en espera del pago.