No hay acuerdo sobre el número de docentes vacunados contra la COVID-19
En marzo de 2020, la llegada del COVID-19 sacó a los estudiantes venezolanos de los salones: el año escolar terminó en casa, y el siguiente (2020-2021) se desarrolló a distancia. La ministra de Educación, Yelitze Santaella, confirmó que el año escolar 2021-2022 comenzará formalmente este jueves, pero remarcó que el regreso será progresivo.
Los gremios de la salud y la educación han insistido en que no hay condiciones para el retorno a clases presenciales, y han citado -entre otros factores- el salario de los docentes, la falta de material de bioseguridad en los planteles, la carencia de servicios básicos como el agua y problemas de infraestructura.
Además, hay un aumento en el número de casos de COVID-19 con un incremento en el número de pacientes que ingresan a los hospitales en condición grave, e incluso el país estaría entrando «en una tercera ola» de la enfermedad, como lo alertó hace una semana el director de Médicos Unidos de Venezuela, Jaime Lorenzo.
«Se hace un llamado desde el gobierno del señor Nicolás Maduro a un reinicio de clases. ¿Cuántos maestros tendrán que sacrificar su vida si hoy no se corrigen las fallas estructurales que presenta nuestro sistema educativo? ¿Cuántos docentes van a ser vacunados?», pregunta Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras del Distrito Capital.
La ministra Santaella calcula que se ha inmunizado contra el COVID-19 a 85% de los trabajadores del sector educativo. Los gremios, en cambio, sostienen que la vacunación ha sido irregular. «Tenemos el 7% de los docentes vacunados», refiere Edgar Machado, presidente de Sinvema.
«Estoy segura de que los educadores quieren volver a clases» pero necesitan mejores condiciones, insistió Contreras. Por ejemplo, disponer de agua para lavarse las manos. «90% de las instituciones se nos están cayendo en el Distrito Capital», denunció por su parte Machado.
Condiciones como poder adquirir con su sueldo lo básico para vivir. No se tiene un número claro de docentes que no volverán a las aulas porque están dedicados a vender tortas, hacer trámites u ofrecer café o caramelos. Han creado, incluso, grupos de Whatsapp en los que promocionan bienes y servicios .»Es difícil saber cuál es la cantidad de docentes que no se van a incorporar. Vía telefónica se han comunicado con nosotros y han dicho que ganan más en una esquina que dando clases», expone Machado.