Mauro Zambrano, directivo del Sindicato de Hospitales y Clínicas, subrayó que «tenemos un gobierno que no entiende, que no ayuda y no deja ayudar»
Si las protestas son un indicador de la conflictividad entonces lo que hay en Venezuela es una fiebre que los pañitos calientes no han logrado disminuir. La Cumbre convocada por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha sido bien vista por los dirigentes gremiales venezolanos, que esperan que de las palabras se pueda pasar a los hechos.
Edgar Machado, presidente del Sindicato Venezolano de Maestros en Caracas, dijo esperar que no se quede en el papel, «que no se quede en puro blablá».
En Venezuela todavía existe una emergencia humanitaria, y todo lo que permita mantener la ayuda humanitaria ayudaría a los adultos mayores y a los pacientes del sistema público de salud, subrayó Mauro Zambrano, directivo del Sindicato de Hospitales y Clínicas. «Tenemos un gobierno que no entiende, que no ayuda y no deja ayudar», criticó.
Para Luis Cano, presidente del Frente de Jubilados y Pensionados, un avance de los diálogos sería rescatar los fondos en disputa y con ellos crear un fondo para mejorar salarios y pensiones. «Ojalá que esto no sea otra conversación», sostuvo. «Nosotros estamos añorando que se llegue a resultados».
Judith León, presidenta de la Federación de Colegios de Bioanalistas, abogó para que el diálogo sea sincero y ponga a la gente en el lugar prioritario. «Las partes involucradas se deben sentar para buscar soluciones», enfatizó.
Con un salario mínimo de 130 bolívares (unos cinco dólares) las trabajadoras y los trabajadores venezolanos se han mantenido activos en las calles para exigir que su ingreso cubra el costo de la canasta alimentaria (más de mil dólares al mes para una familia de cinco personas).