La activista revela que las ONG han hecho un trabajo importante para llegar a las personas con más necesidades y que en ocasiones han tenido que ir en bicicletas, además, asegura que les ha tocado atender a niños y adolescentes que habían sido recuperado en cuanto atención alimentaria, pero que volvieron a caer en desnutrición
La nutricionista Sussana Raffalli aseguró que la desnutrición infantil en Venezuela disminuyó en comparación de 2018, pero sigue siendo alta en comparación con los países de América del Sur y América Central. Estas afirmaciones de la activista la realizó en el foro «Perspectivas Sociales», organizado por VenamCham el pasado jueves 18 de mayo.
“Los niveles de nutrición aguda para la población general triplican los de los peores países de de América Central y de América del Sur. En términos de la situación del Sistema Alimentario Nacional Venezuela también triplica los niveles de su alimentación de de los países de América Latina, entonces quiero hacer énfasis que esto no es en los niveles tan críticos del año 2017, pero que aún se mantienen en niveles que son de mucho cuidado y la desnutrición aguda tienen una tendencia muy irregular”, afirma.
En ese sentido, sostiene que “que no hay que bajar la guardia necesitamos mantener algunas acciones de socorro para detectarlos a tiempo y salvar”.
La activista revela que las ONG han hecho un trabajo importante para llegar a las personas con más necesidades y que en ocasiones han tenido que ir en bicicletas. Asegura que les ha tocado atender a niños y adolescentes que habían sido recuperado en cuanto atención alimentaria, pero que volvieron a caer en desnutrición.
“Eso no sólo redunda en una talla baja, sino redunda en un rezago escolar social, afectivo y productivo que va a tener consecuencias para el mismo como sujeto de derecho, pero para todo el país en 20-30 años”, sostiene que estos niños de ahora serán el capital humano.
También alertó sobre el aumento de las atenciones que Caritas ha hecho en mujeres embarazadas. “Estamos realmente preocupados por el aumento y el incremento en el deterioro nutricional de las mujeres que están embarazadas. Hace varios años, el 15, 18 y 20 por ciento de ellas tenían déficit nutricional agudo».
Alerta sobre este fenómeno y sostiene que «ahora sube a 50% o 55%. Mujeres que vienen en el hueso, esa mujer venezolana desgastada, que llega a pedir ayuda que llega en un cuarto, sexto, o séptimo mes del embarazo sin haber tomado nunca un suplemento de hierro, ni de ácido fólico y totalmente en el hueso, va a dar a luz a un niño con desnutrición y tendrá un altísimo riesgo de desnutrición de mortalidad materna”.
«Ese retrato del niño que se quedó chiquito, es el retrato del país que se quedó chiquito y esa mujer que está viniendo en este estado de desgaste. Es el retrato de una familia venezolana que después de seis años de no ver luz en esta crisis económica de no ver que se resuelve la unidad monetaria con la que trabaja y ve como pierde valor cada día, esa mujer desgastada es el retrato de la familia, que ya llega a los servicios pidiendo ayuda totalmente agotada», dijo
Asevera que «la familia venezolana más pobre de hace cinco o seis años era una familia que todavía tenía algo que vender para sobrevivir que todavía podía echar mano de ayuda de familiares de ayuda de de las organizaciones humanitarias, pero que en este momento toda esa capacidad de movilizar sus medios de vida, para aguantar un empeoramiento de la situación se agotó y eso explica la gran migración que tenemos».