Entre un sostenido conflicto con el gobierno de Maduro y la obligación de resolver la situación económica familiar, la ausencia de los docentes es un fantasma que se cierne sobre el regreso a clases
Nicolás Maduro planteó y giró instrucciones para que los estudiantes regresen a las aulas de clases a partir del lunes 3 de octubre. Por su parte, la Federación Venezolana de Maestros (FVM) defiende que los docentes se deben incorporar en la primera semana de octubre para labores administrativas. Argumentan que debido al retraso en el pago del bono vacacional corre la fecha del regreso a clases. La incorporación de los alumnos quedaría para la segunda semana.
Este desacuerdo pone de manifiesto, una vez más, el forcejeo que hay entre los gremios de la educación y Miraflores; disputa que se reflejará nuevamente cuando las puertas de las escuelas se abran: muchos maestros no se presentarán y los estudiantes quedarán en el medio.
El conflicto laboral se convierte en un problema que priva de derechos a unos y otros.
“Según el artículo 90 de la Ley del Trabajo ellos tienen derecho a retomar sus vacaciones y contar los 45 días a partir del 17 de agosto porque el 16 fue que se pagó el bono”, explica la profesora Belkis Bolívar, secretaria ejecutiva del Comité Directivo Nacional de la FVM.
Pase lo que pase
En cualquier escenario las clases se retomarán con un déficit de docentes reconocido desde el Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial (Sinafum) y denunciado por la Federación Venezolana de Maestros. Ambas muestran diferencias en los datos aportados y las posibles causas; sin embargo, todo respalda la realidad del déficit y una afectación indudable de la calidad de la educación.
De acuerdo con Orlando Pérez, presidente de Sinafum, la población de estudiantes de educación primaria hasta media general es de unos cinco millones, atendidos por unos 452.520 maestros en 29 mil planteles.
Asegura que el “bloqueo y las migraciones” han golpeado a los profesionales de la educación, sobre todo cuando se trata de los especialistas de áreas como biología, inglés, ciencias de la tierra. El dirigente afirma que la Universidad Robinsoniana está trabajando en la preparación de bachilleres para la carrera docente y así cubrir el déficit, del cual no aportó números.
En la otra acera, la FVM reporta un déficit superior al 60% de educadores en los centros educativos públicos, lo que llevó a que la nómina del ministerio de Educación pasara de alrededor de 600 mil maestros a menos de 300 mil.
“El salario que le paga el Gobierno no tiene ningún poder adquisitivo, no alcanza ni para comprar la canasta alimentaria que está sobre los 300 dólares. Entonces, el docente tiene que dejar su trabajo porque tiene que resolver su problema familiar, tiene que buscar ingresos para poder sostener a su familia”, señala la profesora Belkis Bolívar.
Asegura que los docentes han tenido que resolver su situación económica dedicándose, en sus horas libres, a otros oficios como repartidores, vendedores o avanzando en cualquier emprendimiento que, al final, se convierte en un “subsidio” de los educadores para la escuela.
“Son innumerables los oficios que está haciendo el docente que se queda en el plantel. Nosotros los educadores en este momento estamos subsidiando el sistema educativo”, dice en conversación con Contrapunto.com.
Nos encontramos con un caso de una maestra del interior del país quien nos contó que decidió agilizar su proceso de jubilación para poder dedicar el tiempo a otras actividades, tanto comerciales como de atención particular a estudiantes, pues eso le deja más ingresos y le permite cubrir los gastos de la enfermedad de su madre.
«Gracias a Dios… Yo he orado mucho por eso, he rezado mucho por eso», celebra al referir que está en la última lista de jubilados y ahora podrá dedicarse a tiempo completo a otros oficios que le permitan generar mayores recursos.
La formación
Orlando Pérez añade que las universidades autónomas han politizado el tema de la formación de nuevos profesionales, lo que a su juicio no se justifica porque el gobierno de Maduro ha sostenido conversaciones para mejorar la calidad de la Universidad.
«Las escuelas de Educación, ciertamente, han tenido una merma producto de dos cosas: la primera es el bloqueo y del cierre de estas universidades. La segunda es el tema del COVID», afirma.
Por su parte, la profesora Bolívar descarta que las llamadas sanciones sean las responsables de la merma en el ingreso del docente. Asegura que desde 2018 se está violando la convención colectiva y “las sanciones son contra funcionarios del gobierno, pero no contra Venezuela”.
La educadora agrega que la escuela y la carrera docente han dejado de ser atractivas para maestros y estudiantes.
“Los bachilleres salen muy mal preparados y en desventaja con los que salen de los colegios privados. Los egresados de la colegios privados tuvieron una mejor preparación”, advierte Bolívar y sugiere que las universidades apliquen programas de nivelación antes de ingresar a estudiar una carrera.
Añade que el Instituto de Previsión y Asistencia Social del Ministerio de Educación (Ipasme) no presta un servicio de calidad para los trabajadores. Además de esto denuncia que con la reconversión monetaria el seguro Hospitalización, Cirugía y Maternidad (HCM) quedó fijado en Bs 0,00030 y el seguro funerario en Bs 0,00015; razones que, a su juicio, promueven la deserción de los profesionales de la educación.
Para Orlando Pérez la solución a la realidad económica de los profesores pasa por la exigencia de que se levanten las medidas económicas contra el gobierno de Maduro, para que se restablezcan los ingresos. Además asegura que se está evaluando el reinicio de la discusión de la convención colectiva para mejorar el salario y la seguridad social.
La profesora Belkis Bolívar asegura que mientras los docentes tengan un sueldo ajustado para cumplir con las necesidades básicas se mantendrán en las aulas. Considera fundamental resolver el tema del ingreso, además de corregir las fallas de infraestructura y servicios públicos.
Desde una zona rural, a dos horas de la capital venezolana, la directora de una institución oficial revela que a la hora de elegir personal que gerencia las centros educativos, se presenta una gran dificultad debido a que en la disminuida plantilla de educadores, la mayoría no cumple con el perfil para estar al frente de las instituciones.
«Para ser coordinador, subdirector y director, tienes que cumplir con un perfil… Los profesores que hay están en un nivel uno o dos (en el escalafón)», nos dice.
Confiesa que en la institución en la que laboran los profesores de aula están completos, sin embargo, advierte que hay muchos que aún están preparándose en la universidad y otro son egresados de misiones educativas.
«Tienen muchas debilidades, aunque ellos quieran trabajar y están dispuestos a aprender, no tienen esa pedagogía, porque no se la enseñaron», afirma.
Calidad de educación estratificada
La organización Cecodap realizó un estudio en el que determinó un déficit importante de maestros en 56 centros educativos a nivel nacional, sobre todo, en el área de ciencias y además se demostró que mientras más se alejan de la capital, más dificultades se presentan.
El director de Cecodap, Carlos Trapani, afirma que este problema es resuelto en algunos casos con la incorporación de docentes jubilados, en otros casos con profesionales que tengan componente docente y en ocasiones con familiares que no tienen las herramientas pedagógicas.
Coincide en que las condiciones socioeconómicas han afectado la presencia de los maestros y alumnos en las aulas de clase.
“Venezuela se caracteriza no solo por una gran brecha educativa sino por una gran desigualdad entre colegios privados con algunos recursos, con algunas condiciones, y aquellos colegios oficiales donde las administraciones son mucho más marcadas”, expresa Trapani.
Asegura que es cuesta arriba obtener datos precisos sobre la preparación de los estudiantes egresados porque Venezuela no participa en ningún programa de evaluación educativa que permita contrastar.
“Hay condiciones que hacen dudar de la calidad del proceso de enseñanza en los niños”, añade al decir que hay un sistema de “educación pobre para los pobres”, y que no cubre las exigencias del mercado global, por lo que aboga por una renovación de las políticas públicas y estrategias de capacitación y reentrenamiento del magisterio.
Educación privada blindada
La educación privada en Venezuela atendía antes de la pandemia a alrededor de 2,8 millones de estudiantes. Para período escolar 2021-2022, atendió a 1,3 millones de escolares, que han requerido entre 60 y 65 mil docentes, dependiendo del volumen con el que trabaje cada colegio.
Fausto Romeo, presidente de la Asociación de Institutos Educativos Privados (Andiep), afirma que han podido hacer frente a la deserción de maestros generando mayores incentivos a su personal.
“No manifestamos una falta de maestros, por más que se hayan ido a cambiar de ramo, porque el año pasado pagábamos entre 60 y 150 dólares… Este año estamos arrancando con 200 dólares”, asegura.
Sin embargo agrega que 40% de los agremiados están en zonas rurales y vulnerables, donde no se puede pagar el sueldo base, pero la comunidad educativa se las ingenia para retener a sus maestros.
“Los vecinos le llevan la comida, entre todos recogen una bolsa semanalmente”, son algunos de los casos que se registran en las zonas populares para garantizar que los colegios no se queden sin personal docente calificado.
Asegura que las mejoras en los ingresos alcanzan además al personal obrero y administrativo.
La calidad de la educación está sumergida en conflicto entre patrón y empleado. Maestros han tenido que resolver sus propios problemas existenciales. En los salones muchos estudiantes esperan que sus docentes recuperen las condiciones para regresar a enseñar.
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