El sociólogo Tomás Páez calcula que han retornado 5 mil o 6 mil de los 6,2 millones que se marcharon. Los que regresen se encontrarán con un país en peores condiciones económicas y de servicios públicos que el que dejaron hace dos o tres años
En el universo de los migrantes venezolanos la palabra covid-19 (con sus implicaciones) va cobrando una forma cada vez más complicada. Se ha traducido en desalojo, desempleo, hambre, ansiedad. No obstante, el retorno no está en el horizonte de todos. Para José, residente en Bogotá, volver es impensable. También es un exabrupto para Andreína, radicada en Perú. Otra es la realidad para la pareja formada por Miriam y Carlos, ambos desempleados en Argentina que ya preparan su vuelta al país.
Tomás Paéz, sociólogo y coordinador del observatorio de la diáspora venezolana, asegura que el regreso de los migrantes venezolanos no es tan masivo. Sin embargo, señala que en América Latina se van a perder 31 millones de empleos debido a la covid-19, y como los más afectados son los migrantes, es comprensible que una parte de ellos se proponga retornar.
Según el Observatorio hay 6,2 millones de venezolanos repartidos en 90 países y 300 ciudades. Páez calcula que están regresando 5 o 6 mil, tal vez un poco más, y reitera que esto no compensa el número de venezolanos que diariamente atraviesa la frontera. Otras fuentes hablan de 25 mil venezolanos retornados.
Lo cierto es que, quienes retornen, llegarán a un país sin gasolina, sin electricidad y sin agua, recuerda el investigador. Aunque tienen algunas redes sociales de aguante por las cuales deciden volver, ellos se fueron de un país en una situación crítica que hoy es mucho peor.
¿Qué los hace volver? En los sitios donde están no tienen cómo pagar alquileres, ni cómo trabajar debido al confinamiento, refiere Páez. Su situación es difícil donde están.
Para sumarle a la complejidad del momento la migración pendular continúa: La gente sale de Táchira a Cúcuta a buscar la comida que les ofrecen organizaciones de apoyo internacional.