Son ocho hombres de más de 55 años de edad que están dispuestos a dar «el todo por el todo»
A los pies de un mural del artista Mateo Manaure, en la Plaza Cubierta del Rectorado de la UCV, ocho jubilados de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) languidecen sin conseguir respuesta de las autoridades de la empresa estatal. El capitán Julio Blanco comenzó la protesta el pasado martes 26 de septiembre, y una semana después ya se notan en su rostro los estragos del ayuno. Las condiciones de salud son regulares, admite, porque son «ocho días sin comer absolutamente nada». Solo los acompañan los envases con agua, lo único que decidieron consumir.
Sin embargo, te da la mano para saludarte, dice que va a continuar la protesta y reitera que espera respuesta del propio presidente de la petrolera.
«Tenemos un petitorio que consta de tres puntos. El pago del fondo de pensiones, un pago lineal por los intereses no acumulados. Una asistencia médica integral establecida en la cláusula 42 del contrato colectivo petrolero y el pago de 150 dólares por cada bolsa de alimentación dejada de recibir», detalla Blanco.
-Están poniendo en peligro su vida y Pdvsa no ha contestado.
-Totalmente cierto, pero tenemos la fe en dios de que les va a tocar el corazón y van a negociar con nosotros. Estamos dispuestos a estar los días que sean necesarios. Esta huelga es indefinida hasta que con Pdvsa lleguemos a algún acuerdo. Tenemos que sentarnos y llegar a un acuerdo.
Hasta el momento, señala, «no se ha acercado absolutamente nadie de Pdvsa a ocho días de huelga de hambre. Es una indolencia total por parte de Pdvsa». Blanco recuerda que, en 2022, cuando actuaron ante el paro petrolero, «nos llamaron héroes por liderar la industria petrolera cuando estaba por el suelo». Hoy se apagan sobre colchonetas envejecidas, mientras conversan con quienes les expresan su apoyo. «El sábado llegaron dos funcionarios de la Defesoría del Pueblo, levantaron un escrito, tomaron los nombres. Solo dijeron que van a elevar la situación».
Este martes 3 de octubre una marcha de jubilados y pensionados partió de Plaza Venezuela, recorrió el puente sobre la autopista Fajardo-Guaicaipuro y llegó hasta la Plaza Cubierta para darles un espaldarazo a los trabajadores de Pdvsa.
El dinero del fondo de jubilaciones «es nuestro», enfatizó. «Nosotros no somos una carga para el Estado, y menos, para Pdvsa».
Consideran que no solo han perdido su fondo de jubilaciones. También les han arrebatado otros beneficios, como el Hospital Coromoto, que ha sido «convertido en una clínica», denuncia.
Marlon Bermúdez lleva más de una semana en huelga de hambre. ¿Cómo se siente? Un poco más débil, un poco más delgado. «La correa tuve que adelantarla un poquito más». Espera que las autoridades les hablan, y pronto. Viene del estado Falcón, donde ha dedicado 30 años de servicio al CRP de Paraguaná.
El presidente de Pdvsa debe ponerse la mano en el corazón: Que venga o nos llame hoy mismo, comentó Jhony Blanco, uno de los huelguistas que desgrana el tiempo a la espera de que llegue una respuesta.
Tantas horas sobre las colchonetas les han permitido reflexionar sobre muchas cosas. Daniel Bucko, uno de los manifestantes, pidió a las familias venezolanas que también luchen por un salario digno «y una jubilación digna». A las madres «que rasguñan el aire», que no tienen recursos, les pidió no olvidar «que maestras y maestros están pasando por la misma situación económica» y las instó a apoyar la lucha del magisterio por mejores condiciones de vida.
Varios de ellos levantaron Pdvsa en el contexto de la conflictividad política del año 2022, y lo reivindican con orgullo. No entienden por qué, si lo entregaron todo durante el paro petroledo de 2002-2003, hoy son dejados a un lado.