Mariana González de Tudares, hija del dirigente en el exilio Edmundo González Urrutia, se solidarizó este jueves con las madres de los presos políticos.
En un mensaje en X, González sostuvo que tener un familiar preso «es un dolor que se instala en el pecho y no se va, una herida que no descansa».
Este es su mensaje en redes sociales:
Si este dolor que yo vivo como esposa es tan inhumano y cruel, no me quiero ni imaginar lo que debe significar para una madre saber que su hijo está preso. No hay palabras suficientes para describir lo que se siente cuando un hijo está lejos, encerrado, privado de su libertad de manera injusta. Ese dolor no se explica, se vive en silencio, día tras día. Ser madre es cuidar, proteger, abrazar. ¿Cómo se procesa entonces no poder hacerlo? ¿Cómo se duerme sabiendo que tu hijo no está en casa, que no puedes verlo, tocarlo, asegurarte de que está bien? Es un dolor que se instala en el pecho y no se va, una herida que no descansa. Hay días, y hay fechas, que se vuelven especialmente duras. Navidades, mañanas, noches, momentos que deberían ser de encuentro y se convierten en ausencia. Nada de esto es justo, y no hay forma de maquillarlo. Pero incluso en medio de esta oscuridad, estas madres siguen de pie. Siguen respirando, esperando, resistiendo. Porque el amor de una madre es una fuerza inmensa, incluso cuando el alma está agotada. A todas las madres que hoy tienen a sus hijos privados de libertad injustamente: su dolor es real, su tristeza es válida, y su lucha importa. Ser fuerte no significa no llorar; significa no rendirse. Significa levantarse cada día, aun con el corazón cansado, y seguir adelante por amor. A las madres que hoy tienen a sus hijos cerca, abrázenlos un poco más. Nada es tan frágil como la libertad, nada tan sagrado como poder tener a un hijo en casa. Ningún hijo está solo. Ninguna madre debería estarlo.






