Judith León, presidenta de la Federación de Colegios de Bioanalistas, exigió un salario digno y suficiente, la discusión de las contrataciones colectivas y el respeto por las libertades sindicales
Lourdes Villarreal es docente. Trabaja en un liceo de Caracas. Ha protestado, según cuenta, desde el año 2014, por considerar que la situación ya era difícil. «No podemos tener paz», afirma. En su plantel no hay ni agua. Teme enfermarse, porque piensa que no tiene ni cómo comprar un medicamento. El pasado 23 de febrero manifestó en la Inspectoría del Trabajo. No quiere abandonar a sus estudiantes, pero en enero le suspendieron el sueldo. Tal vez la peor suspensión es el monto de su quincena: 305 bolívares al mes.
«Te voy a decir la verdad: tuve que hacer cursos de peluquería, y vivo de eso y de lo que salga. Tengo que mantener a mi madre, tengo que moverme. He tenido que hacer otras cosas, que te guste o no, debes hacerlas. Cuando me dicen ‘mira, Lourdes, ¿puedes limpiar aquí? Respondo: ¿Cuánto me vas a pagar por eso? Tengo que solucionar el problema de mi madre», confía.
El 27 de febrero la dirigente sindical Deyanira Rodríguez, directiva del Sindicato de Trabajadores de la UCV (Sinatra-UCV), marchó para denunciar que 34 años después del Caracazo el gobierno aplica un «paquetazo» aún peor. «Nosotros seguiremos en la calle», subrayó Rodríguez mientras caminaba hacia el centro de Caracas.
Las movilizaciones en el país para exigir mejores salarios están llenas de mujeres como Lourdes y como Deyanira. Este miércoles 8 de marzo no será la excepción. Una marcha unitaria, que saldrá de Plaza Venezuela y llegará a la Defensoría del Pueblo, ratificará las demandas. ES organizada por la red sindical y gremial de mujeres.
«Nuestra agenda, como gremio, es una agenda de exigencia y defensa de derechos humanos y sociales», explica Judith León, presidenta de la Federación de Colegios de Bioanalistas. «Hemos venido participando en todos los espacios en los que se defiende la salud y también los derechos laborales».
En las protestas hay una participación importante de las mujeres, que luchan «por la recuperación de la calidad de vida y el valor del salario y del trabajo», precisa a contrapunto.com. Las bioanalistas no se quedan atrás: «Hemos advertido las condiciones de precariedad en las que se encuentra la bioanalista». Lo que gana un profesional no alcanza para vivir. «Ahora el gobierno decide cuáles son tus primas y en qué porcentaje puedes tenerlas». Rechazó de nuevo la resolución 2792 y la modificación de las contrataciones colectivas.
«La situación, desde el punto de vista laboral, ha sido precaria. Enfrentar una crisis que afecta elementos básicos como la alimentación, con salarios de miseria y de hambre, es lo que les ha tocado a los bioanalistas», recuerda León.
Las mujeres entregarán este miércoles un documento en la Defensoría del Pueblo, y otro en la Vicepresidencia de la República. Lo primero «es un salario digno y suficiente, que nos permita cubrir la canasta básica alimentaria»; también, que se discutan las convenciones colectivas de gremios y sindicatos, y que se respeten las libertades sindicales «que han sido confiscadas por este gobierno».
Con las movilizaciones van a exigir «modificaciones de algunas normas» ya que no se discuten las contrataciones colectivas. La dirigente indica que las trabajadoras de la salud no tienen ni agua ni baño en los centros asistenciales: «Con esta precariedad, ¿cómo compras los insumos de higiene?». Hasta ahora «ni nos dan toallas sanitarias ni nos dan absolutamente nada, porque ni siquiera garantizan papel tualé».
Las venezolanas organizadas demandan el pago de compensación salarial para tener un trabajo sin dolor, al igual que los recursos necesarios para la higiene menstrual.