Jubiladas y jubilados del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) danzan cerca de varias «bocas del lobo». Todos los miércoles se aproximan, por lo menos, a dos: el Palacio de Miraflores y el Banco Central de Venezuela (BCV). Miraflores, por ser la sede del Poder Ejecutivo, que tiene la llave para cambiar sus condiciones de vida. El BCV, por el retroceso diario de la moneda, que golpea sus condiciones de vida.
La plaza Juan Pedro López, visto así, es una «boca del lobo» por su cercanía con el BCV. En este lugar, donde caminan algunos gatos que buscan alimento y una oportunidad, todos los miércoles la resiliencia se hace cuerpo presente. Porque todos los miércoles se reúnen jubiladas y jubilados del IVSS «ejerciendo la Constitución» y a menos de una cuadra de la sede principal de esta institución. Quienes entregaron su vida en centros públicos de salud hoy demuestran la frescura de un compromiso que no está en la cédula sino en las convicciones.
En las escaleras de la plaza se sientan, desde las 9:00 am, más de 30 personas que acuden religiosamente a la cita. Es un espacio de catarsis, por supuesto. Pero también, de conversaciones, discusiones y acuerdos. Como lo plantea Carlos Julio Rivera, vicepresidente de la Unión Nacional de Trabajadores Jubilados del IVSS, han logrado algunas cosas, y siguen luchando para conseguir otras, como un ajuste en el monto de las jubilaciones, un aumento del salario mínimo y de las pensiones, la salarización de los bonos que entrega el gobierno. Son, según estimaciones de Rivera, unos 43 mil jubilados; la mitad de ellos, en Caracas. Su meta es hacer realidad el artículo 91 de la Carta Magna: Salario igual al costo de la canasta básica».

Se ha convertido «en un espacio para desahogarse» y que es respetado por los cuerpos de seguridad. «Igual pasa con los colectivos, que no vienen por acá. Sabemos que la asamblea está infiltrada por cuerpos de seguridad, pero como aquí hablamos solamente de articulado de la Constitución, no tememos que esté infiltrada. Nosotros respetamos la Constitución y la ley del trabajo».
Este miércoles 3 de septiembre no fue la excepción. «El propósito de esta asamblea es hacerles un llamado a las autoridades en el sentido del aumento salarial, de la eliminación del instructivo de la Onapre que tanto daño le ha hecho a la clase trabajadora», explica. «Nosotros entendemos la situación del país, pero veo que toda la situación se recarga sobre el pueblo trabajador. No vemos que a los ministros se les haya rebajado el sueldo, a los diputados se les haya rebajado el sueldo, que al ejecutivo se le haya rebajado el sueldo. No. Se les rebajó el sueldo a los que más necesitan».
Uno de los asistentes a la asamblea es Miguel Delgado, jubilado del Hospital Miguel Pérez Carreño, que se jubiló en el año 2012. Su jubilación, como lo contó, es de 160 bolívares a los que se suman los bonos. «Necesitamos que por favor nos den una pensión digna. Nos la merecemos».
-¿Cuánto debe ser?
-Por lo menos, calculo, 100 dólares. Todos los países latinoamericanos están pagando más.
-¿Usted de qué vive realmente?
-De la pensión y la jubilación.
-¿Cómo hace para comer?
-Con la bolsa, que la pago. Son 60 bolívares que pago mensual. Dios sabe cómo estoy enfermo y con discapacidad. Le digo al señor presidente que, por favor, nos ayude. El bono vacacional se los pagaron a todos los ministerios y a nosotros no nos han dado. Un bono de 6.300 bolívares.
Rivera que las autoridades del IVSS «han venido, poco a poco, resolviendo los problemas laborales. La prima de antigüedad nos la han venido mejorando. Los bonos nocturnos los están pagando. tenemos un problemita con la prima profesional, que no se las están pagando a todos los profesionales, y los sobrevivientes, que deben recibir el 100 % del sueldo del fallecido, están recibiendo 130 bolívares».
Quedan temas pendientes, como la atención de salud: «Les niegan muchas veces las medicinas, no los atienden. En el Hospital Pérez Carreño la situación es más grave: gente que trabajó 30 años allí no la quieren atender, y eso es grave y es un llamado que le estamos haciendo a la directora de salud para que le ponga coto a esa situación que también está sucediendo en Mérida y en Barinas».
Los canales de comunicación siguen abiertos, y se reúnen mensualmente con las autoridades: «Por lo menos nos escuchan y se comprometen a hacer. Es bueno reconocerlo, porque si decimos que todo es malo, nos estamos cayendo a embustes».
Miguel Delgado acude a la asamblea con la confianza de que podrán conquistar sus reivindicaciones: «Que nos ayuden».






