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viernes, 29 marzo, 2024
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Dos libertades agonizan en Venezuela ante la indiferencia de los ciudadanos

Texto: Vanessa Davies

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Cierre de medios. Desaparición de periódicos. Intervención estatal. Durante el foro sobre libertad de prensa celebrado este jueves y organizado por la Embajada de Francia y el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB se habló sobre la pérdida de libertades, pero también, de cómo esto ocurre -por varias razones- sin que la población las defienda

Restringida. Acosada. Pero -como lo dice el profesor Marcelino Bisbal- con el verbo insistir como el gran protagonista. La libertad de prensa en Venezuela no vive su mejor momento, tal como lo reflejaron los ponentes que participaron en el foro -celebrado este jueves- organizado por la Embajada de Francia y el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB. Ahora “tenemos en Venezuela una sociedad fragmentada y desinformada”, subraya Andrés Cañizález, coordinador de Medianálisis. En Venezuela hay “algo de libertad de expresión”, según una encuesta elaborada por el Instituto Prensa Y Sociedad (IPYS) y referida por Aymara Lorenzo, del consejo asesor del instituto.

Marcelino Bisbal, exdirector de la Escuela de Comunicación Social de la UCV y director de publicaciones de la UCAB, lo sintetizó así: “Fuerte intervención estatal, hegemonía en el discurso, exclusión de actores políticos y sociales en los medios gubernamentales porque piensan distinto o son críticos con la acción del gobierno”. También, “eliminación de la disidencia comunicacional, cierre de fuentes informativas, límites al acceso de la información pública, generación de mecanismos de censura y autocensura, intimidación y agresión a medios y periodistas, la expropiación de equipos y de medios; la agresión, amenaza y ataque a los profesionales de la comunicación; detenciones e, inclusive, la muerte, mientras se busca la información; intromisión en la generación de contenidos”, convertir a Conatel en “un apéndice político del gobierno, cierre y expropiación de medios y de portales digitales de información”.

En 1999 se abrió la puerta “a un régimen comunicativo autoritario; se abrían las compuertas de la llamada hegemonía comunicacional”. Pasamos “de una modalidad privatizada de medios, con escasa presencia de medios públicos gubernamentales, a un régimen de medios paraestatales gubernamentales, cuyo interés no es el servicio”.

Se cree, desde el gobierno, que “es preferible perder grados importantes de libertad para ganar una supuesta seguridad. No estamos hablando de la seguridad de los ciudadanos, sino la seguridad del poder establecido” que no acepta críticas a su política, expone Bisbal.

Estos son cinco datos compartidos por organizaciones como Medianálisis, el IPYS y el Caracas Press Club.

1)Hegemonía. Desde 2007 en adelante “hemos tenido una política sistemática para ir cercando, ir limitando la libertad de expresión”, señala Cañizález. Recuerda que en 2022 se cumplen 15 años “del cierre del canal RCTV”, lo que fue “un punto de inflexión en la discusión pública sobre la libertad de expresión”. Este canal “era el medio de comunicación más grande del país, empleaba a 3 mil personas, sino que también era el medio de comunicación de mayor penetración popular: alrededor de 50% de la población se manifestaba como público del canal”.

En 2013 “se anuncia la venta del canal Globovisión, que era en ese momento probablemente la voz más crítica del gobierno. Aquello ocurrió, producto no de una decisión voluntaria de los propietarios de vender ese medio, sino luego de varios años cuando se desarrolló una estrategia sistemática para obligar a que se vendiera”. A juicio del investigador “el gobierno había entendido que cerrar un medio de comunicación tenía un costo muy alto; torcer la línea editorial de un medio de comunicación era algo que tenía menos repercusión”.

Son casos emblemáticos que es importante recordar, subraya.

2)Muerte de la prensa escrita. A partir de 2009 “comienza a registrarse la desaparición de los periódicos”, pero desde 2013, con Maduro en la Presidencia, “vemos una política sistemática”, reseña Cañizález. Con la creación del Complejo Editorial Alfredo Maneiro “han dejado de imprimirse 104 periódicos en Venezuela. Esto es muy grave, sin duda alguna”. De los 104 “prácticamente la mitad dejaron de existir, la otra mitad mantiene redes sociales, páginas web”.

El periodista llama la atención sobre el hecho de que, quienes están en el poder, “utilizan los nombres de figuras emblemáticas de la izquierda -es el caso de Alfredo Maneiro- para bautizar mecanismos de control político”. No deja de ser paradójico que se use el nombre de Maneiro para llamar a “un organismo encargado de acabar con la prensa escrita”.

Los focus group muestran que la desaparición de los periódicos afecta, especialmente, a los adultos mayores, que compraban la prensa para informarse y que hoy sobreviven con una pensión que no cubre ni siquiera la canasta alimentaria. “Hemos observado a una ciudadanía que se quedó sin periódicos, en un país en el que muchísimos venezolanos no tienen internet” y los pensionados no pueden pagar el costo de un teléfono inteligente.

Cañizales reporta que en 2021 “teníamos 10 estados, casi la mitad del país, donde no circulaba ningún periódico”.

El desmantelamiento del sistema de medios “ha perjudicado principalmente a los medios impresos” y la llevado “tanto a su desaparición en papel como a su desplazamiento a lo digital”.

3) Desaparece la radio. Se experimenta, por otra parte, “la desaparición paulatina de la radio”, alerta Cañizález. Comenta el cierre de una emisora de radio en Carúpano, en 2021, por el programa que allí tenía un líder opositor. “A esa emisora llegaron 180 guardias nacionales a incautar los equipos”, describe. “He podido hablar con personas que estuvieron allí y aquello sencillamente fue algo terrible en términos de la manifestación del poder para poder acallar a una pequeña voz, una pequeña emisora en Carúpano. Cosas como esa se han venido registrando, pero ante el maremágnum de informaciones en el que estamos probablemente pasan desapercibidas”.

Entre 2020 y 2021, “además de 180 emisoras que habían sido cerradas, se cerraron otras 20”.

4)Persecución. Entre 2021 y 2022 han sido asesinados tres periodistas, como lo denunció Aymara Lorenzo, del consejo asesor de Ipys. Hay tres periodistas obligados al exilio, fue confiscada la sede de El Nacional y persiste la persecución tributaria. Lorenzo llamó la atención sobre las detenciones arbitrarias, como la de Roland Carreño. Remarcó que el cierre de espacios de radio ha generado desiertos informativos, con la consecuencia de dejar a 14 millones de personas en el oscurantismo.

5)Desinterés. ¿Qué dicen los ciudadanos de todo esto? “Poco o muy poco, o nada”, plantea Bisbal. “La percepción de la sociedad está orientada a los problemas que más afectan en términos materiales y tangibles: seguridad, delincuencia, escasez de alimentos, economía, servicios públicos, salud, empleo, vivienda”. La libertad de expresión, la libertad de prensa “es vista como un problema de los periodistas, no como un tema de la sociedad toda”.

En grupos focales realizados en zonas populares “nos hemos encontrado con que hay una población adulta desinformada, desconectada de lo que está ocurriendo”, puntualiza Cañizález. Y aunque se mantiene la televisión abierta “se asume que allí no se encuentra información”. Es decir, “nadie dice que prende la televisión para informarse”. En los años 90 del siglo XX “90% de los venezolanos tenía a la televisión como el primer referente” para informarse. Hoy, con base en lo que se conoce mediante los grupos focales, “sigue la televisión prendida pero no hay noticias, no se informa lo que está ocurriendo”.

La libertad de expresión y la comunicación, como lo defendió Bisbal, son esenciales “para el rediseño de la vida democrática, son connaturales a la propia democracia”. La democracia, resalta, “no puede ser una realidad tangible sin medios de comunicación libres e independientes de cualquier forma de poder; especialmente la autoridad gubernamental”. La salud democrática de un país se puede medir “evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de los medios de comunicación”.

Aunque la denuncia sobre la situación de la libertad de expresión “nos ha vuelto monotemáticos”, acota Bisbal, “hay que seguir insistiendo para que los ciudadanos nos demos cuenta de cuánto de democracia se nos va en cada acto de violación a la libertad de comunicar”.

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