Cerveza, gas, transporte… el gobernador de Carabobo ha usado al líder vampiro como el estandarte de su gestión. Este domingo 15 de septiembre les tocó a las arepas
Nacido el 3 de septiembre de 1968, Rafael Lacava tiene una biografía que nadie atribuiría a un vampiro: estudió economía, se casó, tuvo cuatro hijos e, incluso, intentó presidir la Federación Venezolana de Fútbol. También fue diputado, embajador de Venezuela en Italia y alcalde de Puerto Cabello. Pero en su gestión como gobernador de Carabobo -electo con 52% de los votos- ha usado a Drácula como estandarte.
Lacava, quien se apareció montado en un burro en la televisora Globovisión, cuando era candidato a la Gobernación de Carabobo, no ha estado al margen de la polémica; incluso, es uno de los dirigentes del oficialismo sancionados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. No hay análisis sobre la Venezuela post Maduro en el que no aparezca el mandatario carabobeño, como una de las opciones que tiene el chavismo para «coger aire» y ofrecer un rostro moderno, después de la muerte de su líder y fundador, Hugo Chávez.
Pero el sello de la gestión de Lacava es el empleo de la figura de Drácula para los programas sociales, para los planes de transporte y alimentación. Sin ir muy lejos, este domingo 15 de septiembre, el gobernador encabezó el DracuArepazo.
Si se hurga en la historia de su gestión es posible encontrarse con la utilización de Drácula como emblema, por primera vez, para perseguir y aprehender a los «bachaqueros»: El Carro de Drácula. De allí le siguieron el sistema de transporte TransDrácula, el programa de abastecimiento de gas doméstico Gas Drácula y hasta una bebida alcohólica, Cerveza Drácula, y un reto público, el Drácula Challenge.
Quizá la acción que le restó puntos a su «draculismo» fue el renombrar la plaza Cristóbal Mendoza como Plaza Drácula, hecho que la Academia de Historia de Carabobo calificó como «una falta de respeto».