El periodista venezolano Johan Álvarez, con más de una década de trayectoria profesional, ofreció una profunda reflexión sobre los cambios que ha vivido el periodismo en Venezuela durante los últimos diez años, una etapa marcada por transformaciones políticas, sociales y tecnológicas que han impactado de manera directa el ejercicio de la comunicación.
“En solo diez años, que parecen pocos, el periodismo en Venezuela ha cambiado muchísimo”, afirmó Álvarez, al recordar cómo antes era posible acceder a fuentes oficiales con relativa libertad. “Podíamos interpelar a diputados, entrar a la Asamblea Nacional, a los ministerios, e incluso algunos colegas con más experiencia lograban acceso a Miraflores”, relató, señalando que ese panorama empezó a cerrarse tras la muerte de Hugo Chávez y el ascenso al poder de Nicolás Maduro.
Uno de los elementos más críticos ha sido la progresiva opacidad del Estado en la divulgación de información oficial. “Ya las instituciones públicas no publican boletines, ni siquiera datos epidemiológicos. Recuerdo lo duro que fue cubrir la fuente de salud en años como 2015 o 2016, cuando morían niños esperando trasplantes y no había manera de acceder a información clara”, recordó.
Sin embargo, Álvarez también destacó aspectos positivos. En su opinión, el periodismo se ha democratizado gracias a las nuevas tecnologías y las redes sociales, que han permitido que más personas participen del proceso informativo. “Aunque insistimos en la formación profesional, hoy estudiantes y ciudadanos pueden reportar hechos desde sus celulares. La figura del reportero de calle se ha transformado”, señaló.
Pero esta evolución ha venido acompañada de un ambiente de creciente temor. “Tengo miedo. Como lo tienen millones de venezolanos. Vivimos en un estado de terror desde hace más de un año, tras la elección presidencial (del 28 de julio de 2024). Esto ha cambiado totalmente la forma en que ejercemos el periodismo”, confesó Álvarez.
Hoy en día, explicó, ya no es común salir a la calle en solitario para cubrir una noticia. La seguridad personal ha obligado a los periodistas a coordinar coberturas en grupos, incluso compartiendo exclusivas entre varios colegas. “Antes había celos profesionales. Hoy, la prioridad es protegernos. Ya no hay exclusivas en la calle”, dijo.
Otro cambio significativo ha sido la pérdida de la exposición pública, un valor antes esencial para muchos comunicadores. “Ya no nos importa salir en cámara, no queremos ser reconocidos. Lo que importa es preservar la libertad y la integridad física”, enfatizó, al tiempo que denunció que al menos 16 periodistas se encuentran detenidos en Venezuela, según cifras del Colegio Nacional de Periodistas.
La práctica de firmar las notas, que en otros tiempos era motivo de orgullo profesional, también ha cambiado. “Ese era nuestro punto de dignidad: ver nuestra firma en una nota. Hoy muchas veces publicamos sin nombre, por seguridad”, expresó.
Álvarez concluyó su reflexión con la esperanza de que este periodo de restricciones y miedo no se prolongue indefinidamente, y que el periodismo venezolano pueda volver a ejercer su función esencial con libertad, integridad y respeto por la verdad.