El director de la ONG Una Ventana a la Libertad, cita al desaparecido criminólogo Elio Gómez Grillo, a quien llama su maestro, para referirse al por qué el sistema penitenciario venezolano no ha tenido una evolución favorable a los largo de los años
«Mi maestro Elio Gomez Grillo decía que ‘las cárceles son un negocio tan productivo como Pdvsa’ y que mientras peor funcionaran, más dinero producían», dijo Carlos Nieto al referirse al sistema carcelario nacional.
Alerta sobre el tema de las mafias dentro de las prisiones venezolanas, como un negocio que no es exclusivo de los privados de libertad sino que también involucra y beneficia a los funcionarios del Ministerio de Servicios Penitenciarios y los guardias nacionales dentro de los penales. «Todos se lucran por igual», añade.
Otro mal que aqueja a los centros de reclusión, según el abogado, es el retardo penitenciario a consecuencia de la decisión de la ministra del Servicio Penitenciario Iris Varela, quien ostenta el cargo desde que se creó esa cartera, de prohibir el ingreso de nuevos reclusos a las cárceles, que son dependencias de su ministerio, hasta tanto su gabinete no lo autorice.
Esta acción, indica, ha generado el aumento de calabozos, que funcionan como pequeñas cárceles, a pesar de que no cuentan con las características necesarias, con privados de libertad en estado de hacinamiento, a pesar de que estos lugares deberían funcionar como espacios de reclusión transitoria, en los que el detenido solo debe permanecer no más de 48 horas.
Según Una Ventana a la Libertad, en Venezuela existen 500 calabozos y el Observatorio Venezolano de Prisiones calcula que allí se encuentran 42 mil presos, donde deberían estar solo 8 mil.
Nieto también denuncia que en Venezuela, en vez de abrir nuevas cárceles lo que está haciendo el Estado es cerrarlas y menciona el caso de la cárcel de Sabaneta en el estado Zulia, que fue clausurada luego de una matanza por el control del penal que dejó 16 muertos, ocurrida el 17 de septiembre de 2013.
El defensor de los derechos humanos también incluye el caso de La Planta, en Caracas, que fue cerrada pero «a medias», ya que quedó un ala que, en principio, funcionó como un espacio para reclusos en régimen abierto, más un anexo femenino, que en la actualidad volvió a funcionar como reclusorio permanente.
«En un principio se pretendió decir que allí iban a estar solo presos extranjeros pero al final yo lo llamaría un centro para presos con plata», expresa Nieto, sobre el hecho de que hace pocos días se denunció que de La Planta se fugó un narco mexicano que estaba allí recluido.
Para Nieto, una medida que podría aplicarse para tratar de revertir toda esta situación negativa dentro del sistema penitenciario, sería comenzar a cumplir lo que dice el artículo 272 de la Constitución Nacional, el cual exclama que las cárceles deben funcionar de manera descentralizada y que deben ser dirigidas por penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias.
Carlos Nieto también recuerda que cerca de La Planta quedaba el antiguo Instituto Universitario Nacional de Estudios Penitenciarios, fundado por Elio Gómez Grillo, que luego fue cerrado y añadido a la Universidad Nacional de la Seguridad (Unes), aunque, asegura, no es lo mismo.
«Cambiaron la filosofía que era formar educadores de presos, es decir, personas que trabajaran para reinsertar a los presos a la sociedad, y la filosofía de la nueva universidad es formar a policías de presos», finaliza.