La economía es lo que más estresa a la población, señalaron los investigadores Ángel Oropeza y Danny Socorro durante el conversatorio sobre Psicodata realizado este jueves en el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB
Los astros, la mala vibra y la mente positiva son, para cuatro de cada 10 venezolanas y venezolanos, los factores que resolverán los problemas personales y globales. Es lo que los psicólogos llaman el «locus de control externo», y lo que aparece en la evaluación de la salud mental de la población que hizo Psicodata.
Psicodata es el estudio que realiza la Escuela de Psicología de la UCAB y que retrata las características psicosociales de la población. En sus dos ediciones se han encontrado datos de manera recurrente. El locus de control externo es uno de ellos, que además, sigue aumentando posiblemente debido a la pérdida de escolarización. Pero también lo es la desconfianza, como lo explicaron este jueves los investigadores Ángel Oropeza y Danny Socorro, integrantes del equipo de Psicodata, durante un conversatorio organizado por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB.
Ese locus externo no es algo innato, aclaró Oropeza. Al contrario, se va aprendiendo. Lo que se ha comprobado es que se reduce en la medida en que hay más acceso a la educación. La educación, subrayó, hace que la externalidad disminuya. Por ejemplo, la gente entiende que no va a pasar un examen solo por repetir la frase «todo está a mi favor»; por el contrario, asume que necesita estudiar. La educación, resumió el experto, hace que pasen las cosas que quieres que pasen.
Venezolanas y venezolanos tenemos una tendencia atávica a buscar salvadores, a perseguir un mesías, pero la realidad es que el sujeto de cambio es el propio venezolano y no un líder providencial, remarcó Oropeza.

Venezuela se convirtió en el país más desconfiado del planeta, aseguró Oropeza. ¿Se puede confiar en las personas? Nueve de cada 10 personas responden que no. Muy sencillo: la gente siente que la engañan y le mienten. En la primera encuesta la desconfianza se ubicaba en 81 %; en la segunda, llegó a 89 %.
Las raíces de esta desconfianza pueden hallarse en la conquista y la colonia, y en la famosa frase «se acata pero no se cumple». Las leyes, desde esta perspectiva, son vistas como algo que se inventó para perjudicar y que por eso debe ser burlado.

Oropeza destacó, al comienzo de la exposición, que el venezolano -como una moneda de dos caras- tiene factores protectores, como la familia, el humor y la capacidad de reinterpretar positivamente los problemas; y factores de vulnerabilidad, como el miedo difuso colectivo (cuatro de cada 10) y desesperanza (cuatro de cada 10).
Las circunstancias van pasando su factura, según se desprende de la actualización de Psicodata. Uno de cada cinco venezolanos presenta signos de ansiedad, con trastornos del sueño y dificultades para la concentración. El malestar psicológico está presente en 25 % de los jóvenes.
Es la economía, comentó Oropeza, lo que estresa al venezolano. Incluso, más que lo político. Las preocupaciones hacen perder el sueño literalmente, apuntó Socorro. Las personas se sienten agobiadas, pero llevan «la procesión por dentro» y no se permiten mostrar debilidad. Somos los gigantes en resiliencia individual, pero fallamos en resiliencia social, enfatizó.
Para ambos analistas es motivo de alarma la normalización del sufrimiento psicológico, y más aún: que no se recurra al apoyo del psicólogo o del psiquiatra (apenas lo hace 9,6 %). Aun cuando no hay fórmulas, la UCAB suma su granito de arena con Psicomapa, el directorio de servicios psicológicos; y con los campamentos psicosociales que han visibilizado las historias de dolor escondidas en el interior del país.