El polítologo Nícmer Evans aborda distintos temas que marcan el escenario político en «La semana Evans»
Tres eventos esta semana dan cuenta de como la izquierda tradicional venezolana cada vez más se desliga de Maduro.
Vemos a un diputado seudoeconomista radical como Tony Boza señalar que “el gobierno no puede seguir diciendo que esto está bien económicamente”, sumado a una protesta de varias organizaciones y partidos políticos que en algún momento estuvieron con el gobierno, frente a la Contraloría General de la República, pidiendo se rinda cuentas y se le ponga un parado a toda la corrupción en el país, y de colofón un comunicado de exministros de Chávez descargando a Maduro y explicando las razones de por qué Tareck El Aissami no está tras las rejas.
Y mientras esto sucede, Maduro y el nuevo presidente de Fedecámaras se llenan de elogios y carantoñas, preparando el terreno para un próximo encuentro.
Hoy la izquierda venezolana, sin duda un poco tarde en sus reflejos, pero segura, reconoce que ya todo el proyecto que en algún momento se autodenominó del socialismo del SXXI ya no es más que una autocracia embadurnada de un rojo nostálgico que dista de lo que ideológica y fanáticamente encarnaba Chávez.
Se acabó la fuerza revolucionaria, o quizá nunca la hubo, y en su lugar quedan las ruinas de la corrupción, el desfalco a la nación, la violación sistemática de los Derechos Humanos, delitos de lesa humanidad, narcotráfico, prostitución y la obsesión por la preservación del poder como sea.
Si la izquierda venezolana pretende recomponerse, la tarea será ardua pero no imposible. Deslastrarse de todo ese estiércol e iniciar propuestas distintas a las que nos llevaron a este desastre puede ser un buen inicio. Reconocer con humildad su errores y ser capaces de trabajar con sectores ideológicamente distintos, será fundamental.
Los Brics
Siempre es grata una conversación con Manuel Sutherland. Al preparar una breve nota para puntodecorte.net sobre el tema económico, me quedó claro gracias a él que los Brics, en el caso venezolano es exactamente igual que cuando el ALBA, Unasur, e incluso Mercosur.
Nuestra economía es incompatible con cualquier sistema de integración o desarrollo económico. No por las sanciones, desde antes, porque Chávez y después aun peor, Maduro, se encargaron de aislarnos de todo el sistema financiero mundial, pero aún peor, mataron a “la gallinita de los huevos de oro”: PDVSA, lo único que nos mantenía a flote.
Recientemente Maduro acusó a la Voz de América de una campaña internacional contra Venezuela porque publica estudios que demuestran que existe recesión en Venezuela, pero lo dice hasta Tony Boza, diputado especialista en temas económicos, “el gobierno no puede seguir diciendo que esto está bien económicamente”.
Y todo será peor si se piensa que la retórica triunfalista de ser parte del Brics es la salvación de Venezuela, porque la verdad es que si no producimos nada, se para el desfalco y la corrupción, y nos abrimos al libre mercado, no habrá posibilidad alguna de que “madrake el mago” nos salve.