Derrames petroleros y desembocaduras de sustancias nocivas incrementan la contaminación en la zona
La Agencia Espacial Europea (ESA) capturó mediante una fotografía el lago de Maracaibo esponiendo colores impresionantes podrían engañar con su belleza natural. Sin embargo, esa impresión no se adapta a la realidad.
Aunque generalmente es confundido con un lago, en realidad es un estuario que se conecta directamente con el Golfo de Venezuela y, finalmente, con el Mar Caribe.
Los colores que se muestran obedecen a una proliferación de colores verde esmeralda debido a la contaminación provocada por las constantes fugas de petróleo, sobreexplotación de recursos petrolíferos, mantenimiento inadecuado de infraestructuras anticuadas y la ausencia de instalaciones de tratamiento de residuos.
De acuerdo con la agencia AP, el lago también se convirtió en un receptáculo de aguas residuales, incluyendo fertilizantes, provenientes de los estados Zulia, Mérida y Trujillo, habitados por 5,3 millones de personas, a lo que se suman los residuos del departamento del Norte de Santander, en Colombia.
El color de estos remolinos se debe a la aparición de cianobacterias tóxicas, que se desarrollan debido a las elevadas concentraciones de nitrógeno y fósforo en el ambiente, siendo una grave amenaza para el ecosistema circundante y la salud de las personas.
Pese a la detección desde el espacio, la contaminación del lago de Maracaibo que lleva varias décadas, continúa en ascenso con consecuencias en las costas, desde malos olores hasta proliferación de algas nocivas.