Si el que viaja tiene dinero, es un turista y lo reciben con los brazos abiertos; si no tiene dinero, probablemente será rechazado. El problema de las migraciones tiene un punto clave, y es que quienes migran son pobres, advierte el filósofo Alfredo Vallota.
Químico de profesión y filósofo por decisión, Vallota retomó el espacio Filosofía en la Ciudad -que se mantiene con el apoyo de Cultura Chacao- para decir sus verdades sobre los derechos humanos y la migración.
En la migración hay un problema moral, y es que la valía de un individuo depende del dinero, criticó el filósofo, y en función de eso es amigo o enemigo, reprochó el pensador.
«Tenemos derecho a emigrar», pero recortado, y el derecho a inmigrar es prácticamente inexistente, subrayó Vallota el pasado miércoles durante una sesión de Filosofía en la Ciudad. El derecho a emigrar es nominal, que no se puede ejecutar porque el Estado lo restringe.