«Conviene invertir en ellos, porque son buenos sumideros de carbono, proveen alimentos y todo tipo de recursos al ser humano», enfatizó la profesora Elisabeth Gordon, coordinadora del Primer Simposio Internacional de Humedales: Conservación y Sociedad que se realizó en la Facultad de Ciencias de la UCV este miércoles 28 y jueves 29 de febrero
En los humedales hay alimentos, y también, hay agua y otros recursos. Apasionadamente lo recuerda la profesora Elisabeth Gordon, coordinadora del Primer Simposio Internacional de Humedales: Conservación y Sociedad que se realizó en la Facultad de Ciencias de la UCV este miércoles 28 y jueves 29 de febrero. «Estos ambientes son indispensables para la vida del ser humano. Si no hay humedales, no hay agua. Lo que protege a las cuencas productoras de agua son los humedales. Ellos cargan y descargan agua, son reguladores de las inundaciones», subrayó en entrevista con contrapunto.com.
En los manglares, la pesca y el turismo tienen un espacio preferente.
«Y se agrega, actualmente, su importancia como mitigadores del cambio climático. Los suelos de los humedales son los mayores reservorios de CO2 del mundo», destacó. Incluso, son más eficientes que los bosques tropicales, aseveró. «Conviene invertir en ellos, porque son buenos sumideros de carbono, proveen alimentos y todo tipo de recursos al ser humano».
El Grupo de Humedales de Venezuela organiza eventos, cursos, talleres y otras actividades, destacó Gordon. «Venezuela es un país de humedales», afirmó la investigadora. Un inventario de los años 90 del siglo XX mostró unos 180 humedales, pero hay más. «Venezuela es un humedal. A lo largo de los ríos y riachuelos hay bosques, y esos son humedales».
Los humedales necesitan protección. «Hemos hecho talleres para ver si es viable legislar o establecer reglamentos. No hay una legislación como tal», expone. Para los morichales, humedales de excepción en el sur del continente y una de las bellezas naturales venezolanas, rige un reglamento de hace más de 40 años.
Gordon introdujo un proyecto para investigar morichales como sumideros de carbono en el estado Monagas; ya tiene un camino andado en el río Tigre, en el estado Anzoátegui.
Estos ecosistemas son, también, reservorios, ya que albergan unas 900 especies de vertebrados. La gente, la agricultura, dependen de los morichales.
Una laguna como la de Tacarigua es un humedal cuya salud depende de la comunidad que la rodea. «Es mi sitio, es el lugar donde me he formado como investigadora, donde he llevado a cabo una serie de proyectos», expresa la profesora Malaver, del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la UCV. Actualmente lidera un proyecto institucional en el que participa 90% de los investigadores.
«Hay que vincular a la gente», sentencia. «La población de Tacarigua está muy deprimida económicamente» y eso incide en la laguna. La gobernanza de esos ecosistemas implica que todos los entes y personas involucradas participen en su sustento. Las leyes y reglamentos deben ser discutidas para que la comunidad se involucre, «porque es la comunidad que convive en esos lugares la garante de que esas normas se cumplan».