Los pagos adicionales, lejos de resolver el problema, lo agravan, porque el dinero no se dirige a mejorar la operación del sistema, subraya el coordinador del Monitor de Servicios Básicos de Cedice Libertad
Hay una brecha entre lo que venezolanas y venezolano pagan de manera oficial y lo que pagan de manera alternativa, explica el economista Raúl Córdoba, coordinador del Monitor de Servicios Básicos de Cedice Libertad. Esa brecha «puede ser de 20 a 80 dólares, dependiendo de la región, dependiendo de la localidad».
Para compensar las fallas de servicios públicos los venezolanos pueden pagar 100 dólares o más al mes, subraya Córdoba en entrevista con contrapunto.com. Esa y otras razones obligan a cada ciudadano «a diversificar su malla de ingresos para poder ejecutar estos pagos».
Córdoba participó el pasado jueves 29 de abril en la mesa redonda «Servicios básicos y gasto público. Agua y electricidad», organizado por el Observatorio de Gasto Público de Cedice.
Es complejo reemplazar la electricidad de forma independiente, pero en servicios como el agua, el internet y el transporte «puedo gestionar alternativas para resolver la gestión».
Sin embargo, como lo aclara Córdoba, estos pagos adicionales «no resuelven el problema, sino que lo intensifican y hacen que se profundice: ese dinero que estoy pagando para complementar el servicio de agua, el servicio eléctrico, el servicio de transporte, no va a la operación. Si ese dinero no va a la operación de esos servicios evidentemente se va a seguir profundizando la crisis, se va ampliando la brecha y la desigualdad y se convierte en algo estructural» que afecta la continuidad, cobertura y calidad.
El declive de los servicios está relacionado con la nacionalización, según el análisis de Córdoba. Tuberías rotas en el 23 de Enero, transformadores dañados en Petare, inconvenientes para cobrar el servicio en El Guarataro son un reflejo de la situación actual. Las formas de operar estos sistemas desde el Estado «intensifican el problema de los servicios públicos». El gobierno nacionalizó, instauró subsidios, se impuso el mensaje de que el gobierno provee, comenzó a crecer el elefante y la atención de unos aspectos «implicó la desatención de otros». O la erogación de recursos para un proyecto «implicó la desatención de otro proyecto». Se intentó «cocinar varios conejos» y ninguno quedó bien hecho.
Además, la inversión del Producto Interno Bruto (PIB) en servicios públicos se fue reduciendo, y pasó de alrededor de 8,6% a menos de 0,2% en la actualidad. Es decir, menos recursos para ampliación e infraestructura. El economista refiere, también, que «otros autores mencionan que entre 2007 y 2014 se invirtieron 70 mil millones de dólares para electricidad y agua, pero son proyectos inconclusos, no ejecutados o que ampliaron la capacidad instalada pero no la disponibilidad».