Tres jóvenes encuestadas por Contrapunto narraron sus anécdotas de sus experiencias en las redes sociales
«Desde que tengo cuenta en Instagram por lo menos dos fotos de penes me han mandado», confesó una joven que pidió que se le diga Andrea.
Desde la llegada de las de redes sociales, interactuar con otras personas se ha vuelto algo inmediato y más accesible. Desde parejas casadas que se conocieron en Facebook o relaciones amorosas que empezaron comentando su contenido en Twitter, pero lamentablemente no todas las historias son así.
Es el caso de Andrea y otras dos jóvenes encuestadas por Contrapunto acerca de sus historias en las redes sociales.
Andrea
Una joven estudiante de diseño gráfico en Caracas, que siempre usó sus redes para publicar su trabajo y contenido, especialmente en Instagram es enfocada a únicamente a sus diseños.
Recibía muchos likes y una que otra vez recibía mensajes directos de otros usuarios expresando su gusto por sus publicaciones. Luego llegó la posibilidad de montar historias a la red, por lo tanto ahora también hacia público su día a día. Hizo un viaje a la playa con un grupo de amigos para las costas del estado Vargas, se tomó una foto en traje de baño y vio que una cuenta que no tenía foto de perfil le respondió: Dios mío, ¿todo eso es tuyo? Que rica estas!.
«Me hizo sentir incómoda y no le contesté. Al rato siguió escribiendo, cada vez con más frecuencia hasta al punto de molestarse por no responderle», aseguró.
A las horas vio que le habían enviado una foto y la abrió. Era un pene, sintió tanto asco y miedo que se lo comentó a uno de sus amigos que le aconsejó bloquear a esa persona. Pero no todo se detuvo ahí.
«A los meses otra cuenta me empezó a seguir y ocurrió lo mismo. Cuando le preguntaba quién era me deja en visto», dijo.
Esa experiencia ocasionó que su perfil ahora es privado. Ella decide quién la sigue, si es alguien desconocido simplemente bloquea el perfil por precaución.
Erika
«Yo era ciber amigo de esta persona, comentábamos nuestros post y de cierta manera nos conocimos. Que inocente era», explicó en una llamada telefónica.
Erika le gusta, todavía, ser una persona muy publica en las plataformas digitales, afirma que tienen varios ciber amigos; incluso amigos muy cercanos a ella que hoy en día salen sin problema y han ido de fiesta pese a que los conoció en Twitter.
iEsta persona con la que tuvo la experiencia pidió que quede en el anonimato, Erika aseveró que era un estudiante de la Universidad Metropolitana, sostenía varias conversaciones con ella, quien lo creía una persona «inofensiva y amistosa». En una conversación él la invitó a verse en una cita de amigos. Como ella ya tenía experiencia en esto decidió escoger un centro comercial en el Este de Caracas, ya que era un sitio público y por su propia seguridad era mejor así.
«Esta persona no le gustó la idea, quería que nos viéramos en su casa. Nunca me dijo dónde vivía y lo vi sospechoso», destacó.
Luego de eso, su ciber amigo se tornó insistente con que la cita debía ser en una casa. Ella le explicó que no podía ser así, ya que no sentía completamente confianza y ya un poco aterrada, porque esta persona sabía los lugares que frecuentaba. Optó por cortar todo tipo de contacto con el estudiante. Aunque aún recibe una que otra vez un mensaje en Twitter sospechoso. «No se si es él, pero desde entonces ando con cuidado», sentenció.
María
Todo empezó con una invitación a comer Sushi. María rechazó, pero un joven siguió sin descanso en invitarla a comer, pasaron los meses y esta persona un día le mandó un mensaje, que como María aseguró, decía: En Venezuela la gente se muere de hambre y tu me rechazas una invitación a comer. ¿Quien te crees tú? ¿La hija de Trump?
María molesta decidió hacer una denuncia pública en sus redes. A los minutos de hacer voz popular su historia varias mujeres, no sólo se sintieron identificadas, sino que le contaron que también fueron acosadas por esta persona. ¿Su estrategia? Siempre las invitaba a comer, una que otra aceptaba y esta persona pedía luego un encuentro sexual en la primera salida.
«¿Por qué me invitó a comer vamos a tener sexo?», decía una de las usuarias que se comunicaron con María.
Según Maria, cerca de 30 mujeres le escribieron para contar su anécdota con el individuo. Todas coincidieron en una sola cosa: Siempre invita a comer, para tratar de tener sexo o pedir nudes (fotos eróticas) Sin razón alguna.
«Resulta que es algo que tiene haciendo desde el año 2016, de todo he oído, desde acoso en las puertas de sus casas, crear otras cuentas o simplemente buscar otras mujeres a quien hacerle lo mismo», dijo María.
¿Que dicen los expertos de esto?
Nuevamente Contrapunto contactó al sexólogo, Luis Ángel Mora, quien aclaró que esta clase de situaciones no solo son las mujeres las que pueden ser más vulnerables en estos casos de ciber acoso sino «todos»
Mora aseguró que las personas suelen recurrir a buscar esta clase situaciones con la búsqueda de acto sexuales, se debe a que el internet «es una barrera de defensa que puede tener como fin un juego».
«Es como una especie de cacería. Realmente tu conoces a quien está detrás de la foto, esto se presta para secuestro u otros delitos», señaló.