El mandatario uruguayo aprobó una serie de leyes antitabaco reconocidas internacionalmente, como la prohibición de fumar en espacios públicos y de hacer publicidad o la colocación de imágenes en las cajetillas de cigarrillos para sensibilizar a la población
Tabaré Vázquez, pasará a la historia como el primer mandatario de izquierda en Uruguay. A su espalda deja un legado de políticas sociales y una lucha contra el tabaquismo, que fueron ejemplo mundial en los dos períodos en los que ocupó el sillón presidencial.
El mandatario de 80 años, ha tenido una vida marcada por la militancia política, el amor por el fútbol y la medicina.
Nacido en 1940, en el humilde barrio La Teja, en la zona oeste de Montevideo, Vázquez estuvo desde su infancia vinculado a la vida sindical, ya que su padre, Héctor, integraba el sindicato de la petrolera estatal Ancap y fue preso a raíz de un conflicto.
Su barrio fue el lugar de pertenencia desde pequeño y así lo demostró cuando, con solo 18 años, ayudó a fundar el club Arbolito que, con el tiempo, se transformó en un icono de la zona.
Años después, Vázquez -mientras cursaba su carrera en Medicina- tuvo la idea de crear una policlínica en este club, para que los vecinos de la zona pudieran ser atendidos gratis.
Docente universitario, con publicaciones en centenares de revistas nacionales e internacionales de medicina y experto en Oncología, Vázquez ha sido uno de los símbolos de la medicina uruguaya en los últimos años.
VÁZQUEZ, EL PRIMER PRESIDENTE DE IZQUIERDA
En 2004 lideró la llegada de la izquierda a la Presidencia por primera vez en la historia de su país, pero su carrera política en el Frente Amplio (FA) comenzó mucho antes, cuando se unió al Partido Socialista en 1983.
Una vez restaurada la democracia en el país, en 1985, fue uno de los que encabezó la campaña para derogar la Ley de Caducidad, que protege a los miembros del Estado que cometieron delitos durante el gobierno dictatorial (1973-1985).
Antes de ingresar con fuerza en la vida política, su gestión comenzó por el fútbol, ya que fue presidente del modesto club Progreso desde 1971 hasta 1989 y llevó a este equipo a ser campeón uruguayo en poco tiempo.
Oncólogo, de barrio humilde, sumamente religioso y político por naturaleza, Vázquez tuvo su primera victoria importante cuando fue elegido como intendente de Montevideo en 1989 y logró que el FA llegara al gobierno departamental por primera vez.
Tras ser candidato a presidente en dos períodos consecutivos (1994 y 1999), en su tercer intento fue el ganador y obtuvo una amplia victoria en 2004 después de derrotar a su perseguidor, Jorge Larrañaga (próximo ministro de Interior), con un 51,67 % de los votos.
De esta forma, se transformó en el único presidente hasta el momento que ganó en primera vuelta.
EL MÉDICO PRESIDENTE
La medicina siempre fue un eje de la vida del mandatario. Motivado por el fallecimiento de su padre y su hermano a causa del cáncer, el mandatario dedicó su vida a la oncología y se transformó en uno de los más respetados galenos de esa especialidad de Sudamérica.
Desde el inicio de su gestión presidencial, Vázquez sacó a lucir su título de médico e hizo foco en la salud como uno de los pilares con la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud, en el que se aseguró «el acceso a servicios integrales de salud a todos los habitantes residentes en el país».
Además, aprobó una serie de leyes antitabaco reconocidas internacionalmente, como la prohibición de fumar en espacios públicos y de hacer publicidad o la colocación de imágenes en las cajetillas de cigarrillos para sensibilizar a la población.
Sus políticas sanitarias lo llevaron a recibir múltiples reconocimientos por parte de organizaciones y universidades de todo el mundo.
EL CONFLICTO ARGENTINO, LA PIEDRA EN SU ZAPATO
El primer mandato de Vázquez trajo consigo un extenso conflicto con Argentina por la instalación de una planta de pasta de celulosa en el departamento de Río Negro (oeste), a orillas del río Uruguay -limítrofe con Argentina-.
Cortes de ruta, piquetes de cientos de argentinos y una denuncia ante la Corte Internacional de La Haya fueron parte de esta discusión.
Incluso ,Vázquez llegó a llamar a quien entonces era presidente de Estados Unidos, George Bush, para pedirle apoyo en caso de que el conflicto se intensificara.
EL RETORNO
La ausencia de nuevos liderazgos y el clamor de la gente que lo respaldaba hicieron que Vázquez, tras cinco años de Presidencia del exguerrillero tupamaro José Mujica (2010-2015) y, pese a que había anunciado que se retiraba de la actividad política, decidiera volver al ruedo y ayudar a que el FA consiguiera, por tercera vez, el Gobierno.
Más veterano, con el paso de los años que se hacía notar pero con el mismo temple a la hora de hablar, comenzó un quinquenio difícil, que culminó con el ciclo de la izquierda en Uruguay.
En su último año de gestión, la vida de Tabaré Vázquez sufrió varios golpes que llegaron a hacer sospechar su renuncia. En julio de 2019 falleció su esposa, María Auxiliadora Delgado, a quien conoció en su juventud y con quien se casó en 1964. Solo un mes después, al mandatario se le diagnosticó un cáncer de pulmón que, tras un intenso tratamiento, se dio por superado, según las fuentes oficiales.
Sin embargo, la salud del presidente generó incertidumbre, pero finalmente se mantuvo en el cargo hasta el último día que le asigna la Constitución uruguaya.
UN QUINQUENIO FRÍO
Esta segunda gestión recibió muchas críticas por parte de la prensa y de actores políticos por la distancia que marcó y su escasa presencia en los medios.
Tal vez por la edad o quizá por los problemas que vivió el FA en este período de gobierno con la renuncia del vicepresidente, Raúl Sendic, acusado de corrupción, hicieron que Vázquez fuera descrito en muchos momentos como un «presidente ausente».
No obstante, sus últimos días como mandatario estuvieron rodeados de cariño, como el homenaje que le rindieron la central sindical (PIT-CNT), diferentes organizaciones sociales o el afecto que recibió en un evento masivo este viernes en el barrio donde nació.
Con sus luces y sombras, Vázquez ya tiene ganado un lugar entre los presidentes más destacados de Uruguay por su lucha contra el tabaquismo y por girar el rumbo de un país que, históricamente, siempre se escoró a la derecha.