Autoridades ucranias e investigadores independientes identificaron signos de tortura en el cuerpo de Victoria Roshchina, periodista detenida en territorios ocupados por Rusia y fallecida en prisión en septiembre de 2023.
Su cadáver, devuelto a Ucrania en febrero de 2024, presentaba ausencia de cerebro, ojos y parte de la tráquea, además de fracturas costales, quemaduras por descargas eléctricas y lesiones compatibles con estrangulamiento, según el proyecto «Victoria» —integrado por 45 medios ucranianos e internacionales—.
Roshchina, de 27 años, fue arrestada en julio de 2023 en Energodar (cerca de la central nuclear de Zaporiyia) mientras investigaba detenciones de civiles bajo ocupación rusa. Testigos relataron a medios que, durante su cautiverio en centros de Melitopol y Taganrog, sufrió electroshocks, golpizas y privación alimenticia, lo que deterioró su salud física y mental. «Ya no podía levantar la cabeza sin ayuda», declaró un exdetenido.
La Fiscalía General de Ucrania, representada por Yuri Beloúsov, confirmó que el estado del cuerpo imposibilita determinar la causa exacta de muerte, pero expertos citados por «Victoria» sugieren que la extracción de órganos buscó ocultar evidencia. Rusia nunca presentó cargos formales ni permitió acceso a abogados durante su detención.
El proyecto «Victoria»
El caso expone la situación de más de 16.000 civiles ucranianos detenidos en 180 centros de territorios ocupados y Rusia, según el defensor del pueblo de Ucrania. Muchos están recluidos sin acusaciones, en condiciones de aislamiento y tortura sistemática.
El proyecto «Victoria», que incluye a Washington Post y Le Monde, busca visibilizar estos crímenes en un contexto donde esfuerzos de paz liderados por EEUU presionan a Kiev para priorizar negociaciones sobre justicia. Roshchina, galardonada por su valentía periodística, se había negado a abandonar su cobertura pese a los riesgos, usando teléfonos múltiples y mensajes autodestructivos para evadir vigilancia.
Su muerte ocurrió días antes de un intercambio de prisioneros, tras un año sin contacto familiar salvo una llamada de cuatro minutos. Funcionarios rusos alegaron que «fue culpa de ella», según testimonios recogidos.