Evo Morales, en el poder desde 2006, evitaría el balotaje si obtiene en primera vuelta más del 50% de los votos válidos o 40% con al menos una ventaja de 10 puntos sobre el segundo
Los resultados del conteo rápido de los comicios en Bolivia, que tienden a confirmar la reelección del presidente Evo Morales en primera vuelta, desencadenaron este martes un llamado a paro general a partir de este miércoles, así como una oleada de críticas del exterior y la convocatoria a una reunión extraordinaria de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
La OEA convocó a una sesión de su Consejo Permanente el miércoles en Washington a pedido de Brasil, Canadá, Colombia, Estados Unidos y Venezuela (el representante de Guaidó), para abordar «la situación en Bolivia».
Washington denunció un intento de «subvertir la democracia en Bolivia» y la Unión Europea pidió «respetar la voluntad del pueblo boliviano».
También España, Argentina, Brasil y Colombia expresaron inquietudes sobre la marcha del conteo de votos en Bolivia, mientras el presidente de Perú, Martín Vizcarra, pidió que los veedores de la OEA «verifiquen el cumplimiento de la objetividad y que realmente la decisión del pueblo boliviano se traduzca en un escrutinio que sea absolutamente imparcial».
Los cuestionamientos radican en que dos días después de los comicios no culmina el conteo rápido TREP, que la noche del domingo anticipó un balotaje y tras una inexplicable paralización de 20 horas se reanudó la noche del lunes mostrando un «cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia», augurando la reelección de Morales en primera vuelta, denunciaron observadores de la OEA.
El mandatario, en el poder desde 2006, evitaría el balotaje si obtiene en primera vuelta más del 50% de los votos válidos o 40% con al menos una ventaja de 10 puntos sobre el segundo.
En el TREP, Morales recibe 46,4% y el ex presidente Carlos Mesa 37,07%, con 95,63% de las actas. Este sistema por teléfono sirve para orientar sobre la tendencia del cómputo oficial definitivo, pero no tiene carácter oficial.
Mientras, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) avanzaba este martes en el cómputo oficial al 83,87% de los votos válidos, en los que Morales estaba adelante con 43,64%, seguido de Mesa con 40,01%.
Llamado al paro
La oposición boliviana, sindicatos, organizaciones empresariales y cívicas comenzaron a preparar protestas para el miércoles, luego de que el país andino viviera una violenta jornada el lunes, en la que manifestantes quemaron urnas y oficinas electorales tras la reanudación del conteo con el cambio de tendencia.
Este martes el país vivía una calma cargada de tensión, con Morales sin aparecer en público ni hacer declaraciones, y con disturbios aislados y esporádicos en la ciudad sureña de Oruro.
Un colectivo de organizaciones civiles llamó a paralizar indefinidamente las actividades en todo el país a partir del miércoles.
«Vamos al paro hasta que ustedes digan», anunció Luis Fernando Camacho, líder del Comité Cívico Pro-Santa Cruz, ante varios militantes de la oposición en un acto en esta rica región del oriente de Bolivia.
En Oruro, una turba se enfrentó este martes con la policía cerca de la plaza de armas. El lunes en Sucre (sureste) y en Potosí (suroeste), enardecidas muchedumbres incendiaron los tribunales electorales departamentales y en La Paz se registraron choques con la policía.
Los incidentes también alcanzaron ciudades del centro, sur y norte del país. En Riberalta, departamento Beni (noreste), los manifestantes destruyeron una estatua del fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez, aliado de Morales.
«Se juega la democracia»
El sindicato de médicos, que mantuvo una huelga de más de un mes por reivindicaciones laborales, se movilizó este martes en La Paz. «Hoy se juega la democracia», dijo su líder, Luis Larrea.
La influyente plataforma civil Conade, que aglutina comités cívicos de todo el país, anunció también «resistencia civil» ante la posible victoria de Morales y su adhesión al paro general del miércoles.
Ante el clima de violencia, la Iglesia Católica llamó a «la paz y serenidad» y urgió al TSE «cumplir con su deber de árbitro imparcial».
Mesa, que gobernó Bolivia de 2003 a 2005, denunció un «fraude» y anunció el lunes que no reconocerá los últimos resultados provisionales «que son parte de un fraude consumado de manera vergonzosa».
Historiador y periodista de 66 años, llamó a una «movilización ciudadana» hasta que se difunda el resultado definitivo.
Morales, que cumplirá 60 años el sábado, había dicho que confiaba en que la votación de las zonas rurales le evitara una segunda vuelta.
Su decisión de volver a postularse -que fue rechazada en un referendo y luego aprobada por el Tribunal Constitucional- es mal vista por un segmento de la población y fuertemente criticada por la oposición, que cree que su victoria conducirá Bolivia hacia una autocracia.