Este jueves 03 de julio, Israel lanzó una nueva oleada de bombardeos contra varios puntos en las inmediaciones del río Litani, en el sur del Líbano, asegurando haber tenido como objetivo almacenes de armas e instalaciones militares pertenecientes al grupo chií Hezbolá.
El ejército israelí aseguró en un comunicado que «sus acciones estuvieron dirigidas contra instalaciones de Hezbolá, al denunciar que la persistencia de su actividad y la presencia de armamento en su posesión constituye una violación flagrante del acuerdo de alto el fuego».
Agregaron que «la Fuerza Aérea atacó recientemente, bajo la orden de la Dirección de Inteligencia Militar y el Comando Norte, posiciones militares con almacenes de armas, estructuras militares e infraestructuras terroristas de la organización Hezbolá en el sur del Líbano».
Los bombardeos se produjeron poco después de que un dron israelí matara también a una persona e hiriera a al menos otras tres en una concurrida carretera de Khalde, a alrededor de 10 kilómetros al sur de Beirut, según el último recuento oficial ofrecido por las autoridades libanesas.
Esto se produce justo antes de la inminente visita a Líbano de Thomas Barrack, enviado especial de EEUU para Siria. Medios locales vinculan su viaje a un plan estadounidense para desatascar el cese de hostilidades.