Según denuncian organizaciones activistas de defensa de los derechos humanos en Irán, desde el mes de noviembre se han registrado al menos 5.000 envenenamientos, inducidos principalmente en niñas
Activistas iraníes denuncian que niñas y adolescentes se han convertido en un nuevo «blanco» del gobierno en la teocrática República Islámica de Irán. Así lo denuncian voceros de ese país residentes en España, desde donde quieren alzar la voz.
Alertaron sobre «los miles de envenenamientos» que se producen en los centros educativos femeninos desde el pasado noviembre. Desde septiembre de 2022 Irán vive un proceso de protestas contra el gobierno del líder supremo, Alí Jamenei.
Este arrancó tras el fallecimiento en una comisaría de la joven Mahsa Amini, detenida por no llevar el velo islámico correctamente colocado en la calle.
Las protestas dejan cerca de 600 fallecidos, miles de detenidos y un movimiento feminista en alza.
Este movimiento reclama, con gran protagonismo de la población más joven, Derechos Humanos e igualdad de género.
Según denuncian organizaciones activistas de defensa de los derechos humanos en Irán, desde el mes de noviembre se han registrado al menos 5.000 envenenamientos. Todos con gases, en escuelas, dirigidos especialmente hacia las niñas.
«Quieren alejar a las mujeres de los colegios», determina la activista Arezoo Mojaverian, en una entrevista con EFE en Madrid. Ella expone las «terribles» situaciones que sufren las niñas y adolescentes en su país.
«Se trata de una estrategia del Estado para evitar que las niñas vayan a la escuela, quieren hacer cundir el pánico. Igual que hicieron cuando mataron a los niños pequeños, para mandarnos un mensaje de mirad hasta dónde podemos llegar», dice Mojaverian.
La activistas iraní explica que los envenenamientos se han dado en diferentes niveles educativos, «desde las escuelas primarias a las universidades». Donde, según denuncia, «han envenenado la comida de las residencias para evitar que los chicos salgan a las calles» a protestar.
Mojaverian tiene claro que detrás de los envenenamientos se encuentra el propio gobierno. Ironiza con el hecho de que aún no se haya encontrado a los responsables. «Esto no es algo que compres en una tienda y lo eches en las escuelas».